Europa Laica
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Europa Laica entiende que, al comparar laicismo y totalitarismo, el cardenal Rouco puede estar incurriendo en un delito
El pasado martes, en un discurso en el sínodo de los obispos de Roma, el cardenal Antonio María Rouco Varela, en su cruzada contra todo aquello que discrepe del dogma católico, relacionó laicismo y nazismo. Éste es un nuevo intento de desprestigiar y atentar contra una filosofía, la laicista, que postula la emancipación del ser humano, la protección y defensa de la libertad de conciencia, la separación Iglesia-Estado y que defiende, frente a ideas totalitarias y exclusivistas que ampara la jerarquía católica, que el ser humano está dotado de conciencia propia y tiene todo el derecho a vivir libremente sus propias convicciones y expresarlas si así lo desea.
Europa Laica está analizando estas y otras declaraciones de diversos jerarcas católicos, por si hubiera motivo para denunciarlos ante los tribunales de justicia. No obstante, esta asociación considera que la Fiscalía del Estado debería analizar estas declaraciones, por si fueran constitutivas de un presunto delito de alguna de las formas indirectas de apología del terrorismo o vulnera el código penal en su artículo 525.2 que expresa que “…incurrirán en delito los que hagan públicamente escarnio, de palabra o por escrito, de quienes no profesan religión o creencia alguna”.
El cardenal Rouco ha vuelto a hablar de un pretendido “laicismo radical, que desembocó en los totalitarismos del siglo XX”, trasladándolo a la realidad actual, con tres pretensiones claras: 1.-Difamar e insultar, para confundir a la opinión pública. 2.-Atacar al estado y a la sociedad civil, con la pretensión de seguir disfrutando de los enormes privilegios de los que goza en el estado confesional español. 3.-Alentar a sus bases más integristas en contra de ideas diferentes al dogma y postulados católicos, conminándolos a luchar contra ellas, utilizando cualquier instrumento. Europa Laica considera que estos objetivos son muy preocupantes, y cree que los poderes públicos deberían recapacitar antes de que sea demasiado tarde.
No es la primera vez en la que representantes de la Conferencia Episcopal de la Iglesia Católica española insultan y ofenden las creencias de personas que no profesan la fe católica, o que incluso siendo católicos estiman que el laicismo es un principio indisociable de un sistema político verdaderamente democrático.
Europa Laica cree que la jerarquía católica no debería estar muy satisfecha, pues amparó, defendió y protegió regímenes totalitarios como el nazismo alemán, el fascismo de Mussolini (que les premió, otorgándoles el estatuto de Estado Ciudad de El Vaticano), la dictadura franquista, la de Pinochet o Videla, entre otras. Recuerda que esta organización no acepta la Declaración Universal de los Derechos Humanos, mantiene internamente una organización patriarcal y no democrática, vulnerando los más elementales principios de las constituciones democráticas, condena principios básicos de la libertad de las personas, como el derecho a las diversas formas de orientación sexual, a los diferentes modelos de familia, los derechos de las mujeres, etc., y justifica, en muchas ocasiones, la pedofilia cuando la practican algunos de sus ministros.
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Europa Laica entiende que, al comparar laicismo y totalitarismo, el cardenal Rouco puede estar incurriendo en un delito
El pasado martes, en un discurso en el sínodo de los obispos de Roma, el cardenal Antonio María Rouco Varela, en su cruzada contra todo aquello que discrepe del dogma católico, relacionó laicismo y nazismo. Éste es un nuevo intento de desprestigiar y atentar contra una filosofía, la laicista, que postula la emancipación del ser humano, la protección y defensa de la libertad de conciencia, la separación Iglesia-Estado y que defiende, frente a ideas totalitarias y exclusivistas que ampara la jerarquía católica, que el ser humano está dotado de conciencia propia y tiene todo el derecho a vivir libremente sus propias convicciones y expresarlas si así lo desea.
Europa Laica está analizando estas y otras declaraciones de diversos jerarcas católicos, por si hubiera motivo para denunciarlos ante los tribunales de justicia. No obstante, esta asociación considera que la Fiscalía del Estado debería analizar estas declaraciones, por si fueran constitutivas de un presunto delito de alguna de las formas indirectas de apología del terrorismo o vulnera el código penal en su artículo 525.2 que expresa que “…incurrirán en delito los que hagan públicamente escarnio, de palabra o por escrito, de quienes no profesan religión o creencia alguna”.
El cardenal Rouco ha vuelto a hablar de un pretendido “laicismo radical, que desembocó en los totalitarismos del siglo XX”, trasladándolo a la realidad actual, con tres pretensiones claras: 1.-Difamar e insultar, para confundir a la opinión pública. 2.-Atacar al estado y a la sociedad civil, con la pretensión de seguir disfrutando de los enormes privilegios de los que goza en el estado confesional español. 3.-Alentar a sus bases más integristas en contra de ideas diferentes al dogma y postulados católicos, conminándolos a luchar contra ellas, utilizando cualquier instrumento. Europa Laica considera que estos objetivos son muy preocupantes, y cree que los poderes públicos deberían recapacitar antes de que sea demasiado tarde.
No es la primera vez en la que representantes de la Conferencia Episcopal de la Iglesia Católica española insultan y ofenden las creencias de personas que no profesan la fe católica, o que incluso siendo católicos estiman que el laicismo es un principio indisociable de un sistema político verdaderamente democrático.
Europa Laica cree que la jerarquía católica no debería estar muy satisfecha, pues amparó, defendió y protegió regímenes totalitarios como el nazismo alemán, el fascismo de Mussolini (que les premió, otorgándoles el estatuto de Estado Ciudad de El Vaticano), la dictadura franquista, la de Pinochet o Videla, entre otras. Recuerda que esta organización no acepta la Declaración Universal de los Derechos Humanos, mantiene internamente una organización patriarcal y no democrática, vulnerando los más elementales principios de las constituciones democráticas, condena principios básicos de la libertad de las personas, como el derecho a las diversas formas de orientación sexual, a los diferentes modelos de familia, los derechos de las mujeres, etc., y justifica, en muchas ocasiones, la pedofilia cuando la practican algunos de sus ministros.
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