viernes, 17 de abril de 2009

Una visión atea del conflicto palestino. El Antiguo Testamento y otros cuentos...

Para que haya un conflicto entre personas tiene que haber grupos y para que estos grupos existan tiene que haber etiquetas. Incluso en las entradas de los blogs añadimos al final la etiqueta para agruparlas. Existen etiquetas raciales, de género, de equipos de fútbol,... pero las más peligrosas de todas son las etiquetas religiosas. Un hombre ateo o una mujer atea tiene, entre otros orgullos, el haberse liberado de esa etiqueta, el haber escapado, al menos, a la más importante de todas las segregaciones con que la Humanidad, con que la mayoría de nosotros, nos atrincheramos para pelear contra el de enfrente.
La Historia del conflicto judío en Palestina parte de la religión como una etiqueta para las enemistades y las venganzas, palabras del libro que ahora leo “El Espejismo de Dios” de Richard Dawkins. Los diferentes procesos de introducción en el territorio del Medio Oriente de colectivos de inmigrantes de religión judía a lo largo, sobre todo de la posguerra, no hubiera representado ningún suceso, más allá de la introducción de un problema demográfico. Pero la clave que supone el conflicto se genera cuando se establece una organización del territorio en base a la religión, a la creación de un Estado religioso, un Estado judío que poco a poco y especialmente a partir de los apoyos del lobby religioso judío norteamericano, crece y crece, comiéndose los espacios más productivos de donde han sido invitados a participar de una comunidad árabe mayoritaria.
A todo ello hay que añadir el mesianismo del Antiguo Testamento. La Biblia se convierte para los judíos en la fuente de su moral, en algunos casos al pie de la letra, de forma literal. Ello les lleva a una situación donde se juegan con alegorías que incitan directamente a la violencia; el ejemplo más evidente son las venganzas entre las tribus bíblicas como un elemento permanente para imponer al Dios verdadero. La Biblia esta llena de sacrificios de animales, de personas y hasta de sus propios hijos (Isaac) con tal de satisfacer a Yahvé. ¿Y Moisés…? ¿qué me dicen del personaje number-one de los muchachitos de Israel? Este modelo de virtud, Moisés, tiene en sus espaldas la aniquilación de las tribus paganas, incluidos los niños de las mismas, como queda expreso en las órdenes que este da a sus tropas. Moises es el prototipo del judío guerrero, un ser violento, colérico, que llega a romper las tablas de los mandamientos delante de su Dios...
Por todo lo anterior, cabría recordar, admitir, reflexionar, antes de satanizar las creencias del Mundo Islámico, como si estas fueran las únicas fundamentalistas, cuando es la religión judía una religión basada en la aniquilación de cualquier rival de otro Dios que no sea Yahvé. Como nos aclara el profesor Dawkins, que antes cité, el “Ama al prójimo” del judío, no olvidemos que debe ser traducido como “Ama al otro judío”, esa es la acepción real del término y que les lleva a la segregación de su etiqueta, hipótesis con la que partíamos en este comentario.
A la luz del libro que leo tenía previsto comentar este aspecto aquí. Pero mañana seguiremos hablando del tema porque las cifras seguirán creciendo y las víctimas de la guerra, en su mayoría seguirán siendo del lado de los del Becerro del Oro, de las tribus paganas, aniquilados por el castigo divino de los de Yahvé “los protegidos por el Dios verdadero” (ahora llamado Estados Unidos).

http://piniella.blogspot.com/2009/01/una-visin-atea-del-conflicto-palestino.html

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