sábado, 14 de febrero de 2009

¿La asombrosa unidad de la biblia?

Cuando miramos a la Biblia, ésta muestra una unidad asombrosa—unidad que puede ser explicada solamente por el hecho de que los escritores de la Biblia fueron guiados por el Espíritu Santo.” http://www.apologeticspress.org/espanol/articulos/2759



Un autor guió a estos escritores durante todo el proceso: el Espíritu Santo. 1 Pedro 2:21 dice "los profetas nunca hablaron por su propia voluntad; al contrario, eran hombres que hablaban de parte de Dios, dirigidos por el Espíritu Santo." La unidad de la Biblia es sólo una prueba asombrosa más de la inspiración y la autoridad divina de la Biblia.
http://www.enmision.com.ar/ebiblicos/autoridad2.htm



“La Biblia comunica, en todas sus páginas, un mensaje coherente, como una perfecta estatua de mármol. La asombrosa unidad de la biblia es una prueba fehaciente de que no se trata meramente de literatura humana, sino de la Palabra de Dios.”
http://www.discoveronline.org/spanish/span02.htm



“El argumento que enfatiza la unidad de la Biblia como una evidencia para su inspiración es verdaderamente poderoso.”
http://www.apologeticspress.org/espanol/articulos/626



Como se puede ver en las citas anteriores, uno de los argumentos más populares a favor de la inspiración bíblica es el de la supuesta “unidad asombrosa” que contiene. Según varios apologetas, la biblia fue escrita por un gran número de personas, en tres lenguas diferentes y a través de un vasto lapso de tiempo. Sin embargo, se nos dice, la increíble coherencia interna de su mensaje es todo lo contrario a lo que deberíamos de esperar si esta fuese producto de meros autores humanos independientes, y por lo tanto, la única alternativa es que debió haber alguna clase de inteligencia directora detrás de la redacción de este importante mensaje.


Sin embargo, basta con darle una ojeada rápida a la biblia para darse cuenta de que esta “unidad asombrosa” no surge del texto mismo, sino como resultado de la muy extendida práctica cristiana que consiste en escoger una teología cualquiera y amañar los versos de forma que encajen a la fuerza en el conjunto de dogmas elegido. La verdad es que en la biblia abundan las incoherencias, y, como cualquier lector crítico de la biblia puede darse cuenta, esto es especialmente cierto para el antiguo y el nuevo testamento.


A lo largo de este ensayo pretendo mostrar que los dioses del antiguo y del nuevo testamento difieren en casi todos los aspectos significativos: en su plan de salvación, en la forma en que quieren que vivamos, en su forma de relacionarse con los seres humanos, y hasta en sus explicaciones sobre el mundo sobrenatural. También procuraré explicar porqué estas incoherencias son demasiado radicales para ser explicadas como el resultado de una “revelación progresiva” o como “el mismo Dios revelando aspectos diferentes de su naturaleza”; además de proponer la explicación mucho más razonable de que las dos partes de la biblia no fueron inspiradas por la misma deidad, sino simplemente escritas por dos grupos de personas diferentes con sus respectivas creencias religiosas. Este escrito es una versión corta del ensayo de Ebonmusings que se puede encontrar aquí.


El temperamento de Dios

Basta con un ejemplo significativo para ilustrar la incapacidad de los dos testamentos de presentar una teología coherente. Se pueden encontrar dos ocasiones en la Biblia - una vez en el Antiguo Testamento y otra vez en el Nuevo – en las que Dios se enfrenta básicamente al mismo problema: La gente ya no recuerda darle culto; la fe se ha degradado, reduciéndose a una idolatría corrupta y mundana; abundan los pecadores y la humanidad necesita la salvación más que nunca.

En el Nuevo Testamento, Dios resuelve esta situación viniendo a la tierra en su forma humana para morir por nuestros pecados, ofreciendo su sangre como una clase de sacrificio redentor para la salvación de la humanidad entera.

En el Antiguo Testamento, Dios resuelve esta situación ahogando cada persona en el planeta, a excepción de un puñado, en un catastrófico diluvio masivo.

Difícilmente podría pensar en una muestra mejor que el diluvio universal para ilustrar lo radical del cambio de carácter al que me refiero. El Dios del antiguo testamento es, parafraseando a Pepe Rodriguez, un tirano contradictorio, arbitrario y cruel; legislador de mandatos terribles al tiempo que pasivo y complaciente ante hechos inaceptables. No ve ningún inconveniente en asesinar a todos los primogénitos de Egipto a causa de la terquedad de un solo hombre; manda a los Israelitas a masacrar a toda persona, hombre, mujer y niño, que tenía la mala suerte de habitar la tierra prometida antes de que llegaran los Israelitas. Decreta que la pena de muerte es un buen castigo para el “delito” de recoger palos el día equivocado; y además muestra un particular sentido de la justicia, pues no solo castiga a los culpables sino que castiga a sus hijos, nietos, bisnietos y demás generaciones inocentes (Dt. 28,46). Igualmente, castiga mujeres inocentes haciendo que las violen y haciendo atravesar con flechas a sus hijos. Y por si fuera poco, instituye la lapidación como castigo por las transgresiones más triviales: Según la biblia se debe apedrear a quienes trabajen en sábado (Ex. 31,14-15), a las muchachas que no sangren en su primera relación sexual (Dt. 22,13ss), a los hijos desobedientes (Dt. 21,18ss), a los homosexuales (Lv. 20,13), entre muchísimos otros.


Luego llegamos al Nuevo Testamento, cuando Dios viene a la Tierra en la persona de Jesús, ¿y qué consejo tiene para nosotros? Amad a vuestros enemigos; tratad al prójimo como deseas ser tratado, quienes empuñan la espada perecerá por la espada, ama a tu prójimo como a ti mismo, etc. Esta es, sin duda, una excelente filosofía moral, pero sería difícil imaginar un contraste más dramático con la moral anterior.


¿Perdonar o no perdonar?


En el Nuevo Testamento, Jesús enseña una lección sobre el perdón:

Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete?
Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.
Mateo 18:21-2

Y, sin embargo, mientras el Dios del Nuevo Testamento nos insta a perdonar a los que pecan contra nosotros, el Dios del Antiguo testamento no se compadece de ellos ni una sola vez. Un ejemplo es la caída del edén: a pesar de que Dios podría haber perdonado a Adán y Eva por una transgresión de lo mas insignificante (comer una fruta, después de todo, a duras penas es un crimen en sí mismo). Su reacción fue completamente contraria a lo que más tarde pregonaría en el N.T: expulsar a la pareja original del paraíso y condenarlos a ellos -y a todos sus descendientes- a una vida de trabajo duro marcada con la muerte y el sufrimiento.


Otro ejemplo de la falta de misericordia del Dios del A.T lo podemos ver en su respuesta a un censo realizado por David:

"Después que David hubo censado al pueblo, le pesó en su corazón; y dijo David a Jehová: Yo he pecado gravemente por haber hecho esto; mas ahora, oh Jehová, te ruego que quites el pecado de tu siervo, porque yo he hecho muy neciamente.
Y por la mañana, cuando David se hubo levantado, vino palabra de Jehová al profeta Gad, vidente de David, diciendo: Ve y di a David: Así ha dicho Jehová: Tres cosas te ofrezco; tú escogerás una de ellas, para que yo la haga. Vino, pues, Gad a David, y se lo hizo saber, y le dijo: ¿Quieres que te vengan siete años de hambre en tu tierra? ¿o que huyas tres meses delante de tus enemigos y que ellos te persigan? ¿o que tres días haya peste en tu tierra? Piensa ahora, y mira qué responderé al que me ha enviado. Entonces David dijo a Gad: En grande angustia estoy; caigamos ahora en mano de Jehová, porque sus misericordias son muchas, mas no caiga yo en manos de hombres. Y Jehová envió la peste sobre Israel desde la mañana hasta el tiempo señalado; y murieron del pueblo, desde Dan hasta Beerseba, setenta mil hombres.". - 2 Samuel 24:10-15

Si bien David había cometido un pecado (y, de nuevo, no se trata de algo intrínsecamente nocivo para nadie, es sólo un pecado porque no le gustó a Dios), rápidamente cayo en cuenta de su error, se arrepintió y rogó por el perdón de Dios. ¿Respondió Dios mostrando misericordia? En absoluto. En cambio, prefirió ignorar patentemente las disculpas de David y enviar una peste que terminó acabando con la vida de 70.000 personas inocentes. ¿Y este es el Dios que nos ordena perdonar setenta veces siete?

Como un último ejemplo, considere el episodio de la mujer adultera en el nuevo testamento. Todo el mundo conoce la historia registrada en Juan 8:3-11: Una mujer adúltera es capturada "en flagrancia", los "malévolos" maestros de la ley y los "siniestros" fariseos se la llevan a Jesús para ponerlo a prueba... ¿La apedreamos como manda la Ley? le preguntan con el fin de ponerlo en aprietos: Si Jesús dice que no, lo acusan de violar la Ley de Moisés. Si dice que sí, estaría en contra de sus enseñanzas de amor y perdón y lo señalarían como hipócrita. La respuesta memorable de Jesús es que el que esté libre de pecado tire la primera piedra. Silencio... Todos se van uno a uno. Jesús, en un juego retórico preguntando a la mujer por sus acusadores, le dice que tampoco la condena, que no vuelva a pecar.


Si bien esta es, sin duda, una encomiable actitud de misericordia, el pensador crítico no puede evitar preguntarse porque Jesús decidió salvar a la mujer de una ley que el mismo había decretado tiempo atrás. Si estar libre de pecado era una condición necesaria para apedrear a las personas que rompieran la ley de Moisés, ¿por qué a Dios se le olvido mencionarlo en el Antiguo Testamento, cuando estableció la norma en su versión original? A Dios al parecer le importaba muy poco el historial de aquellos que apedrearon a Acán hijo de Zera (Josué 7:24-25) o de las personas a las que ordenó apedrear un hombre capturado recogiendo palos en el Sábado (Números 15:36). Tampoco parecía importarle cuando decretó que la lapidación era un castigo apropiado para la blasfemia (Levítico 24:16) y la desobediencia (Deuteronomio 21:18-21), y en definitiva, en ninguna de las ocasiones en el que el Dios del AT manda a apedrear a alguien recuerda añadir una clausula diciendo que solo quienes estén libres de pecado pueden lanzar la primera piedra. Quien crea que el Antiguo y el Nuevo Testamento describen un mismo Dios debe creer que fue el mismo Jesús quien instruyó a los israelitas apedrear a un hombre que recogía palos el sábado (rompiendo, por ende, uno de los Diez Mandamientos), pero luego cambió de parecer y evito sin más la lapidación de una mujer… ¡que también había roto uno de los Diez Mandamientos!


La contradicción es patente. Cuando Jesús nos insta a amar a nuestros enemigos, el Dios del A.T nos insta a odiarlos, maldecirlos y destruirlos. Cuando Jesús responde al pecado con actitudes de perdón y misericordia, el Dios del Antiguo Testamento lo hace con ira y destrucción. Cuando Jesús nos invita a orar por aquellos que nos odian, el Dios del Antiguo Testamento lo prohíbe rotundamente. Cualquier humano que se comportara de una manera tan incoherente sería diagnosticado con trastorno mental, pues reconocemos que las personas mentalmente sanas no cambian sus principios de comportamiento de un momento a otro. ¿Por qué habríamos de aplicar a Dios un estándar diferente?


Énfasis en la pureza


Otra forma importante en la que difieren el Nuevo y el Antiguo testamento es en lo que se refiere a la opinión sobre la pureza. El antiguo testamento nos muestra a un dios que está, por decirlo de alguna manera, obsesionado con los ideales de pureza y de impureza ritual. Exige que los leprosos y los que padecen flujo de semen sean expulsados del campamento israelita (Números 5:1-5). Prohíbe terminantemente de comer conejos, cerdos, la mayoría de las aves y mariscos, y otras "abominaciones" (Levítico 11:6-19), a pesar de el hecho de que todos ellos eran supuestamente parte de su creación original. Decreta que los bastardos no pueden entrar en "la congregación del Señor", ni cualquiera de sus descendientes hasta la décima generación (Deuteronomio 23:2,3) – a pesar de que estas personas de ninguna manera son culpables por su condición. Insiste en que las mujeres que menstrúan y los hombres que tienen sueños húmedos - procesos completamente normales y naturales - son "inmundos" y contaminan prácticamente todo lo que tocan (Levítico 15). Incluso prohíbe que las personas físicamente lisiadas o mutiladas se atrevan a hacer una ofrenda en el templo (Levítico 21:17-21, Deuteronomio 23:1), alegando que su mera presencia profanaría la santidad del altar.

Esta clase de fijación enfermiza en las funciones corporales y la apariencia física es muy extraña, por decirlo de alguna forma, en un dios infinito. Pero es más extraño aún que, en la persona de Jesús en el Nuevo Testamento, al parecer sufre un cambio de corazón y se olvide de todas aquellos reglamentos puritanos: declara limpios todos los alimentos (Marcos 7:14-19), se asocia libremente con leprosos, prostitutas, y personas de toda clase, e incluso permite que las personas con deformidades físicas sean partícipes en su plan de salvación.

Una vez más, la biblia no logra dejar en claro la motivación para un cambio tan dramático. Si la gente enferma o discapacitada no le molestaba tanto a Dios después de todo, ¿por qué instituyó esas normas excluyentes en primer lugar? Si él puede tocarlos (e incluso sanarlos) sin ser manchado, ¿por qué insistía tanto en excluirlos de los lugares sagrados en el Antiguo Testamento? ¿Cuál era el punto de prohibir ciertos alimentos que, al parecer, nunca fueron nocivos en absoluto?



Las obras del Mesías

La visión judaica del Mesías siempre ha sido muy diferente de la que los cristianos afirman que eventualmente llegó a cumplirse. El Antiguo Testamento muestra a este individuo como un rey (mortal) descendiente de la línea de David (Isaías 11:1), que reunirá todos los judíos en la tierra prometida (Isaías 11:11-12, Jeremías 23: 7-8), restablecerá la verdadera fe (Ezequiel 37:23-24), someterá a sus enemigos de una vez por todas (Ezequiel 34:28, Isaías 45:14, Isaías 49:22-23), reinará políticamente (Jeremías 23:5) un estado de Israel unificado como lo fue en tiempos de David y Salomón (Ezequiel 37:22), y marcará el comienzo de una era de paz mundial (Isaías 2:4, Miqueas 4:3).

Sobra decir que con Jesús no se cumplieron ninguna de estas cosas. No fue ninguna clase de gobernante - de hecho, enfatizó específicamente que su reino no es de este mundo (Juan 18:36). Tampoco logró restablecer el pueblo judío, todo lo contrario: varias décadas después de su muerte tuvo lugar la catastrófica guerra judía, en la que los romanos destruyeron el Segundo Templo, incendiaron Jerusalén, y dispersaron el pueblo judío por todo el mundo - un éxodo que habría de durar casi dos mil años; mucho más que cualquier otro exilio. Mucho menos restauró la fe prescrita en el Antiguo Testamento - de hecho, prácticamente derogó las leyes de Moisés (Lucas 16:16), hizo caso omiso de muchas de ellas y descartó algunas otras. Tampoco logro derrotar de forma permanente los enemigos de Israel: la fe que supuestamente fundó terminó persiguiendo a los Judíos más brutalmente que cualquiera de sus enemigos anteriores. No creó ningún estado unificado de Israel. Y el mundo ahora es al menos tan caótico como lo era en tiempos de Jesús.

Aparte de esta incoherencia general, hay otros versos que encajan aún peor con la creencia cristiana de que la venida de Jesús fue anunciada en el Antiguo Testamento. Aquí tenemos, por ejemplo, este verso:

"Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta." - Números 23:19

Y el más decisivo de todos:

"El profeta que tenga la presunción de pronunciar en mi nombre una palabra que yo no le haya mandado pronunciar, o que hable en nombre de dioses ajenos, ese profeta morirá.". Deuteronomio 18:20

A la luz del hecho de que Jesús sufrió exactamente el mismo destino que Dios había proferido sobre los falsos profetas, ¿sería justo por parte de Dios exigir que los judíos reconocieran a Jesús como el Mesías, so pena del tormento eterno? Hernán Toro lo expresa de una forma genial:

"Es que los Judíos no fueron capaces de ver que las promesas de un dios legislador de leyes eternas, que prohibía contacto con putas y traidores al estado de Israel, que prometió una restauración militar de su pueblo, y que señalaba con la muerte en un madero a quienes no venían de su parte, se cumplían obviamente en un individuo que derogaba sus leyes, que andaba con putas y traidores a Israel, que no mostró el menor interés en restaurar militarmente a su pueblo, y que murió crucificado."

La difusión de la Fe

Otro aspecto fundamental en el que difieren el Antiguo y el Nuevo Testamento. ¿Cómo debería propagarse la fe? El judaísmo jamás ha sido una religión misionera, en el Antiguo Testamento, este solía avanzar por conquista en vez de conversión. Según el A.T, Dios básicamente declaró que los Judíos eran su pueblo elegido, a quienes amaba más que cualquier otra raza de la Tierra (Deuteronomio 7:6, Amos 3:2) y a quienes habría de colmar con numerosos favores si cumplían fielmente su ley. Desde el principio del antiguo testamento dejó muy claro que los judíos iban a ser los dueños de la tierra de Canaán (la famosa tierra prometida), y que cuando entraran en ella habrían de exterminar inmisericordemente a todos sus habitantes (Deuteronomio 7:2) – al parecer no se hizo excepción para cualquiera que estuviera dispuesto a convertirse. El dios del antiguo testamento prohíbe los matrimonios entre israelitas y cualquier otro pueblo (Deuteronomio 7:3), e incluso figuran en su “lista negra” grupos específicos de personas con las que mantendría una guerra perpetua y a quienes nunca les permitiría unirse a su alianza (Deuteronomio 23:3, Éxodo 17:16). El mismo tema se repite en todo el Antiguo Testamento: los israelitas como un pueblo especial, santificado por Dios y casi apartados del mundo, y todas las demás razas como idolatras inferiores que deberán ser erradicados, o como mínimo, expulsados de sus tierras.

El cristianismo, por el contrario, es en gran medida una religión evangelizadora. En el Nuevo Testamento, la idea de un pueblo elegido fue descartada y en su lugar Dios acepta a cualquiera, de cualquier nación, que se muestre dispuesto a seguirlo (Hechos 10:34-35). Los cristianos tienen la obligación moral de trabajar activamente para convertir a otros (Mateo 28:19). En lugar de conquistar la tierra y sacar a los infieles a la fuerza, el cristianismo envisiona una conversión que tiene lugar en el ámbito personal; y en lugar de establecer un reino físico donde la única ley vigente sea la ley de Dios, como vaticina el Antiguo Testamento, el NT enseña que el reino de Dios es algo de carácter interno y subjetivo (Lucas 17:21). Una vez más, las razones de este dramático cambio de enfoque nunca se explican en la Biblia.

La Naturaleza de la otra vida

En el Nuevo Testamento, uno de los pilares fundamentales de la enseñanza de Jesús es la existencia del más allá: el pecado, la muerte, el juicio son aspectos centrales de su plan de salvación. También se enfatiza la existencia de un cielo en donde los justos serán recompensados eternamente (Mateo 25:46, Lucas 16:25, Lucas 23: 43, Juan 14:2, Apocalipsis 7:15-17), y un infierno en donde los impíos serán víctimas de grandes tormentos (Mateo 7:13-14, Mateo 11:23, Mateo 13:41-42, Lucas 3:17, Lucas 12:5, Juan 15:6).

Sin embargo, es sorprendente notar que el antiguo testamento no tiene nada comparable. En lo que respecta al antiguo testamento, la vida después de la muerte es irrelevante, y no hay versos en el AT que puedan ser interpretados como enseñando algo acerca de la naturaleza de la otra vida. De hecho, hay varios textos que parecerían enseñar lo contrario: que la muerte es definitiva y que no existe un después.

“porque en la muerte no hay memoria de ti; en el seol, ¿quién te alabará? - Salmos 6:5

" Porque los que viven saben que han de morir, pero los muertos nada saben, ni tienen más recompensa. Su memoria cae en el olvido". - Eclesiastés 9:5

" Todo lo que te venga a mano para hacer, hazlo según tus fuerzas, porque en el seol, adonde vas,no hay obra, ni trabajo ni ciencia ni sabiduría". - Eclesiastés 9:10

" Pues el seol no te exaltará ni te alabará la Muerte; ni los que descienden al sepulcro esperarán en tu verdad". - Isaías 38:18

Además de esto, llama la atención que el dios del A.T nunca amenaza con castigar o promete recompensar a nadie más allá de la muerte. Incluso los capítulos que hacen una lista exhaustiva de los terribles castigos que Dios enviará a quienes rompen sus leyes no mencionan el infierno en absoluto. De la misma forma, los versos que mencionan muchas de las grandes recompensas que Dios tiene para sus fieles olvidan hacer cualquier mención de una recompensa celestial o más allá de la tumba. Véase, por ejemplo, el capítulo 28 de Deuteronomio, que describe de forma detallada tanto las bendiciones que tiene Dios para quien le obedece como las maldiciones que caerán sobre quien no lo haga. Sin embargo, el autor de alguna manera olvidar mencionar la mayor bendición y la peor maldición respectivamente. Dado que cualquier castigo terrenal es, literalmente, insignificante en comparación con el infinito castigo del infierno, ¿cómo puede Dios haberlo dejado fuera de su repertorio? La explicación más lógica es que los conceptos de cielo y el infierno no existían en la religión judía hasta los tiempos del nuevo testamento, cuando fue insertado en el canon por los escritores cristianos tardíos.

La Trinidad

La Trinidad es un concepto totalmente ajeno al pensamiento judío. Este concepto teológico - la división de la antigua deidad unificada en Padre, Hijo y Espíritu Santo – no aparece hasta mucho más tarde, el momento en que se forma el canon del Nuevo Testamento. Y ningún verso en el Antiguo Testamento anticipa una revelación tan sorprendente, de hecho, hay versos que incluso parecerían negarla de plano:

«Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios es un Dios." - Deuteronomio 6:4

" Ved ahora que yo, yo soy, y no hay dioses conmigo.". - Deuteronomio 32:39 (comparar especialmente con Juan 1:1)

"Yo soy Dios, y no hay ninguno más, yo soy Dios, y no hay ninguno como yo." - Isaías 46:9

Aunque los apologistas cristianos aseguran que la doctrina de la Trinidad puede acomodarse de alguna forma a estos versos (Dios es uno y trino a la vez, dicen), no se puede negar que el potencial para un malentendido es evidente. En lugar de afirmar su unidad durante milenios y de repente decirle a su pueblo que crea en algo diferente, ¿por qué no afirmó ser un dios trino desde el principio? Algunos cristianos dicen que Dios no quería confundir el estricto monoteísmo Israelita con un misterio como la trinidad ¿Pero no es acaso más confuso negarse a decirles sobre esto durante tanto tiempo y afirmar la trinidad de repente? Muchos judíos rechazan el cristianismo porque perciben la trinidad como politeísta. Lo más probable es que la Trinidad fuera inventada más tarde por los cristianos en respuesta a la necesidad de una estructura teológica que se acomodara a sus creencias sobre la divinidad de Jesús.

El plan de salvación

El camino a la salvación que presenta el antiguo testamento es relativamente simple. Dios nos presenta una larga lista de reglas: como debemos vestirnos, que comidas y bebidas debemos evitar, cuales días no podemos trabajar, como debemos sacrificar animales, y así sucesivamente. Aquellos que obedecen fielmente dichas leyes reciben la bendición del dios del A.T; quienes no, se exponen a recibir sus innumerables castigos.

Sin embargo, en cuanto aparece Jesús, todo este sistema es dejado de lado. Solo para poner unos ejemplos: hace caso omiso de la ley acerca de no trabajar el sábado (Lucas 13:10-14, Juan 5:18), afirma que el amor a Dios y el amor al prójimo es más importante que cualquier número de sacrificios (Marcos 12:33), contradice la ley acerca del lavado ritual de las manos (Mateo 15:19-20), y dice que las leyes dietéticas (kosher) son inútiles, porque la comida no puede contaminar al hombre (Marcos 7:18). Como creen la mayoría de los cristianos, Jesús sustituyó algo muy diferente en lugar de las antiguas leyes: un sistema en el que la redención viene sólo a través de una transformación por la fe que se da a nivel personal, en lugar de la obediencia estricta a un conjunto rígido de normas. En el sistema de Jesús, "Amar a Dios" y "Amar al prójimo" son los dos mandamientos más importantes, y al parecer los únicos cuya obediencia debemos procurar en todo momento.

Sin embargo, si el sistema de Jesús era mejor, ¿por qué Dios no lo instituyó en primer lugar? ¿Cuál era el punto de crear todas esas leyes en el judaísmo para luego descartarlas tan solo unos pocos milenios después? Jesús dijo que sus dos mandamientos son los más importantes - así que ¿por qué no están incluidos en los diez mandamientos? ¿Por qué dar a Moisés el tan famoso decálogo cuando aquellos dos hubiesen sido suficientes?

Se pone peor para las creencias cristianas. Después de instituir cada uno de los mandamientos, el Antiguo Testamento repite el mantra: " esto mandó Jehová que los hijos de Israel les dieran, como estatuto perpetuo para sus generaciones, desde el día que él los ungió" (Levítico 7:36, 10:9, 23:14, 23:31, 23:41; véase también Números 10:8; 18:23). No sólo el Antiguo Testamento no da ningún indicio de que su pacto podría ser revocado o sustituido por otro, si no que dice claramente que estas leyes estarán en efecto para siempre.

Conclusión

Los judíos, que de por sí niegan la inspiración divina del Nuevo Testamento, no tendrán dificultad alguna con este ensayo. Los problemas surgen cuando uno intenta afirmar, como lo hace el cristianismo, que ambas partes de la Biblia fueron inspiradas por el mismo dios. Cuando analizamos al cristianismo tomando en cuenta todas las escrituras, el patrón que emerge es uno fracturado y sumamente incoherente. El Dios que representa oscila entre los extremos de un amor misericordioso y de una furia cósmica. Un dios que hace promesas detalladas en una ocasión y, a continuación cambia de parecer y los reemplaza con algo completamente diferente e inesperado. Lejos de presentar una “asombrosa unidad” como alegan los cristianos, la biblia presenta dos cosmovisiones conflictivas cuyos choques se manifiestan en numerosos lugares. A no ser que uno crea que Dios sufre de algún tipo de trastorno de personalidad múltiple, la única conclusión razonable es que, como una extensión lógica a la revelación del antiguo testamento, el nuevo testamento sencillamente no funciona.

¿Tuvo Descendencia Jesús El Nazareno?

El éxito de la novela El Código Da Vinci ha convertido en tema de moda la cuestión de si existió una descendencia de Jesús. El autor de un libro de reciente aparición -El legado de María Magdalena-, ha realizado una fascinante investigación de documentación iconográfica que se saldó con importantes descubrimientos inéditos. En este artículo extractamos algunos de sus hallazgos.


Mi fuente de información, me había emplazado a realizar un enigmático viaje. Un viaje que me llevaría a descubrir aspectos insólitos y desconocidos sobre la figura de María Magdalena, el nombre que la tradición cristiana dio a la Myriam Migdal judía, o Myriam la de Magdala, que desempeña un papel tan relevante en el Nuevo Testamento de la Biblia.


Mucho se ha escrito sobre Jesús el Nazareno, nombre que algunos atribuyen a la aldea de Nazareth. En cambio, otros autores sostienen que indicaba su pertenencia a la secta judía de los Nazaritas o Nazareos, entre cuyos votos se incluía no cortarse el cabello ni la barba. Sin embargo, muy poco sabemos con certeza sobre su vida.

El Nuevo Testamento recoge algunos momentos fundamentales de la vida de Jesús en los cuatro Evangelios canónicos. Pero éstos solo hacen referencia a su vida pública con el objetivo de demostrar que era el Mesías prometido a Israel. y de una manera sesgada en lo referente a su vida privada. En otros textos, conocidos como apócrifos, podemos obtener una información complementaria. Entre éstos destacan los descubiertos en 1945 en Nag Hammadi (Alto Egipto).

En evangelios apócrifos de cuño gnóstico se habla de un Jesús íntimamente vinculado con María Magdalena, e incluso se afirma que Pedro mostraba cierto recelo y envidia hacia esta mujer, negándose a aceptar que, tras su muerte, Cristo resucitado le hubiese confiado sus enseñanzas secretas y el primado sobre la comunidad de sus seguidores.

Según alguno de estos textos, como el Evangelio de Felipe, Magdalena era la compañera o consorte de Jesús, e incluso se menciona la existencia de una descendencia de ambos en términos claros: "existe el misterio del Hijo del Hombre y el misterio del hijo del Hijo del Hombre". Más aun: este evangelio desarrolla esta afirmación, sosteniendo que Cristo tenía la capacidad de crear y la de engendrar, para culminar sugiriendo que su unión con Magdalena fue un "matrimonio sagrado", al que diferencia del profano calificado y califica de auténtico misterio.

No cabe duda de que estos textos apócrifos -perseguidos y destruidos por la Iglesia desde los años que siguieron al Concilio de Nicea en el siglo IV d.C.- dieron lugar a una leyenda que circuló ampliamente durante la Edad Media. Pero, ¿hasta qué punto era posible documentar la persistencia de esta tradición?

Mis primeros hallazgos se situaron en "El Camino de Santiago", al que yo considero más apropiado llamar de Prisciliano, "el Obispo hereje" nacido en Galicia, en el año de 340 d.c.. Prisciliano predicaba una doctrina gnóstica, que tuvo un notable éxito en el norte de Hispania y en el sur de la Galia.

Casi todos los lugares relacionados con el Camino están salpicados de referencias toponímicas a Oc. No es casual que una a Compostela con María de Magdala y el Secreto del Grial, en el Languedoc francés, situándonos en el entorno de Rennes le Château, una de las claves del enigma.

Fue en el Monasterio de Santa María de Oia, en su iglesia monacal cisterciense del siglo XII, donde encontré la primera pista. Allí se encontraba un retablo que describía la venida del Espíritu Santo.

Por un lado, llamó mi atención su gran parecido con el sello de los Caballeros Templarios de la abadía de Notre Dame du Mont Sion. Por otro, la figura central representaba a Magdalena rodeada por los apóstoles, mientras el Espíritu Santo en forma de paloma descendía sobre ellos.

Muy cerca de donde yo vivía descubrí otro elemento significativo. Se trataba del Reial Monestir de Santes Creus, perteneciente a la orden del Císter, situado en Aiguamurcia, el Alt Camp, provincia de Tarragona. Al margen de la indudable calidad artística de los diferentes estilos representados en esta iglesia monacal, atrajo mi atención una de las dos capillas dispuestas en los laterales del templo, junto a la puerta de la entrada principal.

Esta capilla, denominada de San Juan Evangelista, me iba a deparar grandes y gratas sorpresas ya que, en la imagen central del retablo, aparece la figura de un San Juan Evangelista con aspecto señaladamente femenino, de largos y rizados cabellos pelirrojos, labios de color carmesí carnosos y sensuales y que sostiene una copa o grial con la mano izquierda, a la altura del pecho.


Conforme me fui acercando y contemplando con detenimiento el retablo, realizado en madera policromada y pintada al óleo, descubrí que había siete iconos adicionales en la parte inferior del mismo y, al observarlos con detenimiento, vi que reproducían diferentes pasajes bíblicos sobre Jesús y María Magdalena.

Aunque la figura central del retablo pretende ser la de San Juan Evangelista, demasiados aspectos lo contradecían. Tradicionalmente a éste se le representaba con un aspecto varonil, barba poblada y edad madura, casi siempre con un libro en las manos. Baste recordar los lienzos sobre San Juan Evangelista de pintores como El Greco, Tiziano o Velázquez. En cambio, la imagen central del retablo era indudablemente femenina. Yo la identifiqué como María Magdalena, por la larga melena de color cobre-rojizo y el tipo de vestimenta y colorido más utilizado en su representación, con predominio del rojo. También por el hecho de sujetar en la mano izquierda la urna donde se guardan los óleos con que ungió de Jesús, un dato inequívoco, pues así es como se la ha representado mayoritariamente.

Como hemos mencionado, debajo del icono central hay siete iconografías de menor tamaño, cuatro de cuyas figuras se identifican con María Magdalena, y otras tres centrales de mayor tamaño, que representan episodios de la vida de Jesús : el nacimiento, la crucifixión y el descendimiento de la cruz. Exponer y describir en detalle lo representado en todos los iconos resultaría imposible en el presente articulo, por la gran cantidad de datos y fotografías. Pero como la principal evidencia a la que nos hemos estado refiriendo se encuentra precisamente en algunos de estos iconos, vamos a referirnos en concreto a estos últimos resumidamente.

En el icono central aparece la escena de la crucifixión de Jesús, junto a los dos ladrones y a los pies encontramos la mayor de las sorpresas: ¡María Magdalena embarazada!

Contemplé la escena desde todos los ángulos posibles para excluir la posibilidad de una ilusión óptica. Pero no se trataba de ningún error de apreciación.

La Magdalena representada a los pies de la cruz de Jesús, totalmente desolada, con el cabello pelirrojo suelto y el pañuelo en la mano izquierda enjuagándose las lágrimas, había sido evocada como mujer embarazada, con sus pechos hinchados, remarcando los pezones y su vientre abultado en la forma característica de la preñez. Es un vientre muy bajo, a punto de parir, en la posición que adoptaban antiguamente las mujeres de Oriente para dar a luz. Junto a ella aparece una calavera, tradicionalmente asociada a Magdalena en la iconografía.

Para no dejar ninguna duda respecto de su embarazo, el autor del icono pintó una especie de cíngulo -tal como se hacía entonces para remarcar los pechos en las embarazadas, tal como tuvo a bien indicarme mi amigo Manuel de Perea, pintor, orfebre y escultor y por tanto capacitado para aportar tales referencias-, que va desde el hombro hasta la cintura, remarcando claramente el pecho hinchado de la Magdalena.


En el icono solo aparecen las dos mujeres que tradicionalmente son identificadas con María la Virgen (madre de Jesús) y María Magdalena, lo que despeja cualquier duda sobre la identidad y el estado de embarazo de la figura representada. El tercer personaje representado es el apóstol Juan.

Esta era la prueba o evidencia definitiva que había estado buscando. ¿Sería posible que nadie antes lo hubiese advertido? ¿Durante cuanto tiempo había permanecido oculto el mensaje del retablo? Ahora empezaban a encajar todas las piezas del rompecabezas. Necesitaba observar con atención el resto de la iconografía, desafiando el tiempo transcurrido desde su ejecución hasta este triunfal momento. Un momento que nunca habría podido ni imaginar.

En la siguiente escena, correspondiente al icono de la derecha, podemos ver el descenso de la cruz de Jesús ya fallecido, rodeado de varios personajes. De izquierda a derecha aparecen María, esposa de Cleofás y prima de la madre de Jesús; José de Arimatea, con barba y el típico turbante que llevaban algunos fariseos; Magdalena, quien aparece con la urna de los óleos en sus manos; Lázaro-Juan, sujetando por los brazos a la Virgen María; Juana, hermana de la Virgen María y tía de Jesús, quien aparece arrodillada, recogiendo los pies del crucificado; y por último y subido en la escalera que hay apoyada en la cruz, un personaje que bien podría ser Nicodemo.


Podrá también hacerse impuro por el cadáver de su hermana, todavía virgen, si, por no haber pertenecido a ningún hombre, era su pariente próxima'".

Un pasaje que corrobora Ezequiel 44, 25: " No se acercarn a persona muerta para no contaminarse, pero por el padre, la madre, el hijo, la hija, el hermano, la hermana que no tenga marido, si podrán contaminarse".

Como vemos, sólo estaba permitido tocar a los muertos a los familiares más cercanos. En este caso, el autor del icono dejaba claro una vez más la relación de pariente cercano que ostentaba María Magdalena con respecto a Jesús.

El resto de la iconografía también hacía referencia a la relación entre ésta y Jesús.

De hecho, vuelve a insistir en la misma idea, como podemos ver en otro icono donde aparece ella con los signos inequívocos del embarazo.

Finalmente, la posible descendencia de Jesús y María Magdalena quedó testimoniada por el autor del retablo en otro de los iconos, donde podemos observar a Magdalena acompañada ya de sus dos vástagos, en este caso, de dos niñas gemelas.

Iconografía correspondiente a Magdalena con las dos niñas gemelas, llevadas de la mano y en brazos. ¿La evidencia de la descendencia de Jesús y María Magdalena?

Este retablo dejó constancia, en forma iconográfica, de una tradición antiquísima que, a pesar de la hostilidad de la Iglesia, se transmitió a lo largo de toda la Edad Media.

Básicamente, recogía el mensaje siguiente:

- Estatus social de María Magdalena en el icono de la princesa, con la inscripción de IVSTICIA

- Esposa de Jesús, vestida de luto tras la crucifixión, con la palma de martirio, igualmente testigo del martirio al que fue sometida su memoria, al ser presentada como una prostituta, cuando en La Biblia no existe ninguna base para identificarla con el personaje de la pecadora evangélica. Esta arbitraria identificación se consolidó en los siglos V y VI, proyectando una imagen de descrédito que veló su verdadero valor y significado histórico.
María Magdalena embarazada con la cruz

- Grial viviente en calidad de portadora de la sangre de Jesús, a través de su descendencia (icono que la presenta embarazada, soportando la cruz, la carga).

- Confirmación de la descendencia (icono con los dos niños gemelos en brazos, mostrando claramente su parecido con los progenitores).
No es posible detallar en un artículo toda la información que recabé con respecto al autor del retablo -tarea que abordo en mi libro-, pero baste recordar que el Monasterio de Santes Creus pertenecía al Císter, la Orden fundada por San Bernardo de Claraval, quien a su vez intervino decisivamente en la creación de la Orden de los Caballeros Templarios.

Posteriormente, éstos llegaron hasta el Monasterio de Santes Creus, a través de la Orden Militar de Santa María de Montesa, fundada en 1.319 por el rey Jaume II de Aragón para acoger a los Caballeros de la Orden del Temple que consiguieron huir de la persecución del Rey Felipe IV el Hermoso de Francia, con el beneplácito del Papa Clemente V.

Los Caballeros Templarios que consiguieron huir de Francia, se refugiaron en otras órdenes, como la de Montesa o la de Calatrava. Con ellos también llegarían los conocimientos secretos de la Orden, por los cuales habían sido acusados de herejes.

Entre estos secretos siempre se ha destacado el de la existencia de una sangre real (Santo Grial) que reivindicaba una ascendencia sagrada y se remontaba a Jesús y Magdalena.

El retablo que hemos examinado fue realizado en el año 1.603, según consta en el mismo, utilizando un lenguaje oculto del iniciado para transmitir de forma encubierta una tradición considerada herética, cuyos depositarios en Europa occidental habían sido los Caballeros Templarios, y anteriormente los cátaros.

Sinceramente, creo que las evidencias hablan por sí solas. Más si tenemos en cuenta que se trata de un retablo de principio del siglo XVII y que, con anterioridad a esa época, ya existían diversas iconografías e imágenes sobradamente conocidas de San Juan Evangelista, entre éstas las ya citadas de Tiziano, El Greco y Velázquez, por poner sólo algunos ejemplos, que proyectan sin excepción una imagen acusadamente viril de esta figura. Esta tradición excluye que dicho personaje pueda corresponderse con la imagen femenina representada en el retablo de la iglesia del Monasterio de les Santes Creus.

Me parecía increíble que aquel retablo no hubiese llamado anteriormente la atención de nadie (por lo menos, no tengo constancia de ello). Pero como dijese Hermes ( mi enigmático informante) : "Todo tiene su momento". Y quizá ahora había llegado el momento propicio.

Extractado del libro El Legado de María Magdalena, de José Luis Giménez - www.extrasensorial.com - Edit. Amares.com

Una visión atea del conflicto palestino. El Antiguo Testamento y otros cuentos

Para que haya un conflicto entre personas tiene que haber grupos y para que estos grupos existan tiene que haber etiquetas. Incluso en las entradas de los blogs añadimos al final la etiqueta para agruparlas. Existen etiquetas raciales, de género, de equipos de fútbol,... pero las más peligrosas de todas son las etiquetas religiosas. Un hombre ateo o una mujer atea tiene, entre otros orgullos, el haberse liberado de esa etiqueta, el haber escapado, al menos, a la más importante de todas las segregaciones con que la Humanidad, con que la mayoría de nosotros, nos atrincheramos para pelear contra el de enfrente.
La Historia del conflicto judío en Palestina parte de la religión como una etiqueta para las enemistades y las venganzas, palabras del libro que ahora leo “El Espejismo de Dios” de Richard Dawkins. Los diferentes procesos de introducción en el territorio del Medio Oriente de colectivos de inmigrantes de religión judía a lo largo, sobre todo de la posguerra, no hubiera representado ningún suceso, más allá de la introducción de un problema demográfico. Pero la clave que supone el conflicto se genera cuando se establece una organización del territorio en base a la religión, a la creación de un Estado religioso, un Estado judío que poco a poco y especialmente a partir de los apoyos del lobby religioso judío norteamericano, crece y crece, comiéndose los espacios más productivos de donde han sido invitados a participar de una comunidad árabe mayoritaria.
A todo ello hay que añadir el mesianismo del Antiguo Testamento. La Biblia se convierte para los judíos en la fuente de su moral, en algunos casos al pie de la letra, de forma literal. Ello les lleva a una situación donde se juegan con alegorías que incitan directamente a la violencia; el ejemplo más evidente son las venganzas entre las tribus bíblicas como un elemento permanente para imponer al Dios verdadero. La Biblia esta llena de sacrificios de animales, de personas y hasta de sus propios hijos (Isaac) con tal de satisfacer a Yahvé. ¿Y Moisés…? ¿qué me dicen del personaje number-one de los muchachitos de Israel? Este modelo de virtud, Moisés, tiene en sus espaldas la aniquilación de las tribus paganas, incluidos los niños de las mismas, como queda expreso en las órdenes que este da a sus tropas. Moises es el prototipo del judío guerrero, un ser violento, colérico, que llega a romper las tablas de los mandamientos delante de su Dios...
Por todo lo anterior, cabría recordar, admitir, reflexionar, antes de satanizar las creencias del Mundo Islámico, como si estas fueran las únicas fundamentalistas, cuando es la religión judía una religión basada en la aniquilación de cualquier rival de otro Dios que no sea Yahvé. Como nos aclara el profesor Dawkins, que antes cité, el “Ama al prójimo” del judío, no olvidemos que debe ser traducido como “Ama al otro judío”, esa es la acepción real del término y que les lleva a la segregación de su etiqueta, hipótesis con la que partíamos en este comentario.
A la luz del libro que leo tenía previsto comentar este aspecto aquí. Pero mañana seguiremos hablando del tema porque las cifras seguirán creciendo y las víctimas de la guerra, en su mayoría seguirán siendo del lado de los del Becerro del Oro, de las tribus paganas, aniquilados por el castigo divino de los de Yahvé “los protegidos por el Dios verdadero” (ahora llamado Estados Unidos).

http://piniella.blogspot.com/2009/01/una-visin-atea-del-conflicto-palestino.html

¿Qué haría Jesús? (WWJD)

por Steve McRoberts
Traducido por Noé Garza

Hemos visto esta pregunta en toda clase de propaganda: ¿Qué haría Jesús? (WWJD)

Aquellos que orgullosamente se hacen esta pregunta piensan que hay una respuesta clara. Ellos piensan que cualquier dilema ético, al que se enfrenten en nuestra era moderna, puede ser resuelto imaginando como Jesús manejaría la situación.

Pero, ¿Cómo puede uno determinar las reacciones de alguien que aparentemente vivió (y murió) hace casi dos mil años? Los cristianos piensan que conocen su personalidad tan bien, que esto no representa ningún problema para ellos. Pero, ¿De donde conocen la personalidad de Jesús? Pues de la Biblia, por supuesto.

Uno pensaría, visto desde una postura imparcial, que la mejor manera de determinar como Jesús reaccionaría ante alguna situación diaria de la vida moderna sería basándonos en un incidente similar en la Biblia, y aplicar las conclusiones obtenidas. Solo así podríamos eliminar ideas preconcebidas sobre su personalidad.

Incidente Uno: Ayuda y Recelo

Tomemos como ejemplo el siguiente incidente de la vida moderna: Usted espera el autobús para ir al centro, y mientras usted esta parado en la parada de autobuses, una mujer de diferente raza viene y le pregunta que autobús tomar para ir al centro. ¿Le diría que autobús tomar o no?

Esta parece una pregunta simple. Con un mínimo esfuerzo usted podría ayudar a esta persona. Muy pocas personas serían tan egoístas, como para no hacer el esfuerzo. Pero, digamos que usted tiene cierto recelo contra esta raza en particular. ¿Entonces que?

Muchos cristianos dirán que el recelo es pecaminoso, así que uno debería de hacer a un lado el recelo y debería acceder respondiendo la pregunta amablemente. Eso suena muy bien, pero:

¿Qué haría Jesús? (WWJD)

Mateo 15

22 Y he aquí una mujer cananea que había salido de aquella región clamaba, diciéndole: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio. 23 Pero Jesús no le respondió palabra. Entonces acercándose sus discípulos, le rogaron, diciendo: Despídela, pues da voces tras nosotros. 24 Él respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel. 25 Entonces ella vino y se postró ante él, diciendo: ¡Señor, socórreme! 26 Respondiendo él, dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perros. 27 Y ella dijo: Sí, Señor; pero aun los perros comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos. 28 Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora.

Primero que nada, hagamos notar las similitudes entre el incidente bíblico y nuestra hipotética situación. En ambos casos una persona de diferente (y menospreciada raza) pide ayuda. En ambos casos tan solo algunas palabras son necesarias para proveer la ayuda.

Ahora imaginemos como hubiese manejado Jesús la situación. ¿Ofreció Jesús inmediatamente su ayuda? No, no lo hizo. Entonces, ¿Qué fue lo que hizo? Jesús pronunció una insidia racial: llamar a los cananitas "perros", y se rehusó a ayudar a una persona que no era de su raza. Hoy día, esto sería tomado como un acto de racismo. Pues, Jesús no la ayudo hasta que la mujer admitió que los cananitas son perros.

Así que, apliquemos el WWJD (¿Qué haría Jesús?) a nuestra hipotética situación, y veamos como debería actuar un cristiano:

Mujer: ¿Sabe que autobús me lleva al centro?
Cristiano: Yo no le doy información a los perros.
Mujer: Es verdad, las personas de mi raza son unos perros
Cristiano: En ese caso, como usted lo admite, tome el autobús 68.

Por supuesto, es mucho más probable que la mujer acuse al cristiano de abuso, o que sacara una pistola, a llamar a su gente "perros". Pero eso representaría un nuevo dilema ético mayor a nuestro enfoque.

Incidente Dos: Egoísmo vs. el Medio Ambiente

Intentemos con otra situación. Digamos que usted es un agente para una compañía de bienes raíces, y usted ha puesto sus ojos en una zona llena de arbolés en las afueras de la ciudad; usted también piensa talar los arbolés en esa zona para construir un centro comercial. Los grupos ambientalistas de su ciudad arman una trifulca por que usted piensa destruir el medio ambiente. Sin embargo, usted tiene tantas influencias en el gobierno que podría sacar un permiso para talar los arbolés y construir el centro comercial sin ningún problema, a pesar de las protestas ambientalistas.

¿Qué haría Jesús? (WWJD)

Mateo 21

18 Por la mañana, volviendo a la ciudad, tuvo hambre. 19 Y viendo una higuera cerca del camino, vino a ella, y no halló nada en ella, sino hojas solamente; y le dijo: Nunca jamás nazca de ti fruto. Y luego se secó la higuera. 20 Viendo esto los discípulos, decían maravillados: ¿Cómo es que se secó enseguida la higuera? 21 Respondiendo Jesús, les dijo: De cierto os digo, que si tuviereis fe, y no dudareis, no sólo haréis esto de la higuera, sino que si a este monte dijereis: Quítate y échate en el mar, será hecho.

La higuera no le era de utilidad a Jesús, pues no tenía higos para que él comiera. Así que, lo maldijo para que se secara, o lo que es lo mismo, se deshizo de aquello que no le era de utilidad. Además, le dijo a sus seguidores que ellos serían capaces de remover montes si así lo desearan.

Ahora, es claro como debemos manejar nuestra hipotética situación. Deberíamos hacer lo que Jesús haría: destruir los arbolés, y arruinar el medio ambiente (puesto que no nos benefician personalmente), y construir el centro comercial en su lugar.

Incidente Tres: Egoísmo vs. Caridad

Usted abre su correo electrónico, y se encuentra con la sorpresa de que le han rembolsado $100 de sus impuestos. Usted no tiene ninguna necesidad económica urgente, así que se comienza a preguntar que hacer con este dinero. Entre los mensajes de su correo electrónico usted encuentra una propaganda de una tienda local y una carta de una "Colecta Urgente" por parte de la UNICEF, quien esta pidiendo donaciones para los niños hambrientos de algún país devastado por la guerra.

La propaganda menciona que hay una venta de remate de su perfume favorito: $ 99.99 por una botella que regularmente cuesta $129.99.

¿Qué haría Jesús? (WWJD)

Mateo 26:6-11

6 Y estando Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso, 7 vino a él una mujer, con un vaso de alabastro de perfume de gran precio, y lo derramó sobre la cabeza de él, estando sentado a la mesa. 8 Al ver esto, los discípulos se enojaron, diciendo: ¿Para qué este desperdicio? 9 Porque esto podía haberse vendido a gran precio, y haberse dado a los pobres. 10 Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué molestáis a esta mujer? Pues ha hecho conmigo una buena obra. 11 Porque siempre tendréis pobres con vosotros, pero a mí no siempre me tendréis.

Jesús compraría el perfume, pues no más lo están rematando esta semana; mientras que los pobres siempre están con nosotros.

Incidente Cuatro: Empatía y Permisos Personales

Usted es el gerente de una empresa, y se encuentra a punto de cerrar el trato de un gran negocio con una compañía multinacional muy importante, el padre de uno de sus ejecutivos muere. Su ejecutivo le pide permiso, pero usted lo necesita; pues es una pieza clave para cerrar el trato. Y si usted lo deja ir, perdería millones.

¿Qué haría Jesús? (WWJD)

Mateo 8:21-22

21 Otro de sus discípulos le dijo: Señor, permíteme que vaya primero y entierre a mi padre. 22 Jesús le dijo: Sígueme; deja que los muertos entierren a sus muertos.

Jesús no le concedería al ejecutivo el permiso, y le pediría que se reportara a trabajar como siempre. En lugar de empatizar con el ejecutivo, haría este comentario tan cruel: "Deja que los muertos entierren a sus muertos".

Incidente Cinco: Valores y Amor a la Familia

Usted es un joven al que le gusta pasear con sus amigos, ellos le escuchan y eso le hace sentir importante. Por otro lado, sus padres no le entienden. Un día, mientras usted esta contando una historia frente a un gran grupo de amigos, sus familiares aparecen; pidiendo hablar con usted.

¿Se disculparía con sus amigos y atendería a sus familiares, o los ignoraría?

¿Qué haría Jesús? (WWJD)

Mateo 12:46-50

46 Mientras él aún hablaba a la gente, he aquí su madre y sus hermanos estaban afuera, y le querían hablar. 47 Y le dijo uno: He aquí tu madre y tus hermanos están afuera, y te quieren hablar. 48 Respondiendo él al que le decía esto, dijo: ¿Quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos? 49 Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos. 50 Porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano, y hermana, y madre.

Lucas 14:26

26 Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo.

Siguiendo el ejemplo de Jesús usted ignoraría a su familia, apuntaría a sus amigos y exclamaría: "¡Esta es mi familia!.

Incidente Seis: Como tratar a las personas que discrepan con usted

Usted esta dando una presentación de un nuevo proyecto en una reunión de negocios. El proyecto incluye, entre sus curiosidades, una manera muy radical y nueva de hacer las cosas. Naturalmente, hay colegas suyos que piensan que la forma en como se hacen las cosas no debería de cambiar. Uno de ellos le hace una pregunta capciosa, con la intención de hacerlo ver mal.

¿Respondería usted calmadamente a la pregunta, con interesantes explicaciones del por que de los cambios, demostrando así como sus ideas funcionarían igual (o mejor) que los metodos anteriores ¿O se enojaría e insultaría a aquellos que discrepan con sus ideas, mientras destroza el lugar?

¿Qué haría Jesús? (WWJD)

Mateo 23:23-24,27-28,33

23 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello. 24 ¡Guías ciegos, que coláis el mosquito, y tragáis el camello! 27 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia. 28 Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad. 33 ¡Serpientes, generación de víboras! ¿Cómo escaparéis de la condenación del infierno?

Juan 2:12-15

12 Después de esto Jesús bajó a Capernaúm con su madre, sus hermanos y sus discípulos, y se quedaron allí unos días. 13 Cuando se aproximaba la Pascua de los judíos, subió Jesús a Jerusalén. 14 Y en el templo halló a los que vendían bueyes, ovejas y palomas, e instalados en sus mesas a los que cambiaban dinero. 15 Entonces, haciendo un látigo de cuerdas, echó a todos del templo, juntamente con sus ovejas y sus bueyes; regó por el suelo las monedas de los que cambiaban dinero y derribó sus mesas.

Cuando Jesús se encontró con aquellos que discrepaban con él, este recurrió a la agresión física y verbal. Incluso cometió actos de vandalismo y violencia. Así que, ahora sabemos como tratar a las personas que están de acuerdo con nosotros: hay que insultarlas, maldecirlas, destruir su propiedad y golpearlas.

Conclusión

En cada caso que hemos examinado, hemos encontrado que lo que Jesús haría sería una opción poco ética. Seamos agradecidos que las personas se limitan a recitar el eslogan WWJD (¿Qué haría Jesús?), en lugar de ponerlo en practica.

Obviamente estaríamos mucho mejor, si no preguntáramos que haría Jesús. Haríamos decisiones más éticas simplemente utilizando nuestros propios corazones y mentes para determinar que es correcto. Esto es, en realidad, lo que Jesús da a entender sobre este tema:

Lucas 12:57

57 ¿Y por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo?

En lugar de intentar determinar lo que haría una persona que vivió hace 2,000 años ante una situación de la vida moderna, pues tales juicios vienen de un innato (y cultivado) sentido de empatía.

El absurdo argumento de la finalidad cósmica

Finalizaré comentando brevemente otro caso de argumento teísta basado en una «lógica» que se aplica «solo cuando interesa», siendo que estas aplicaciones ad hoc son incompatibles entre sí. Me refiero al argumento de la «finalidad cósmica», defendido entusiastamente por Soler Gil en algunas cartas de este Círculo de Filosofía de la Naturaleza. En efecto, el argumento del diseño cósmico a través del principio antrópico fuerte contradice frontalmente la omnipotencia de Dios, porque la lógica de este argumento lleva a considerar que Dios estaría subordinado a las leyes ontológicas de la Física, la Química o la Biología, las cuales no puede cambiar a voluntad para que haya vida bajo cualquier tipo de situación (como el Dios tomista estaba subordinado al Bien y al reino de los universales posibles, y de ahí las críticas de Duns Escoto y sobre todo de Occam). No obstante, luego se defenderá, cuando interese, para tratar de legitimar la Teología Dogmática y Bíblica, que Dios puede violar cuando quiera, sin ningún tipo de problema, las leyes más elementales de la Física, la Química o la Biología a través de los milagros. Pero un Dios omnnipotente puede crear vida ex nihilo bajo cualquier condición física o química, entendidas como leyes que Él también ha creado a voluntad y que puede cambiar en cada momento. Según esto, el argumento del diseño cósmico apunta a un demiurgo que, desde luego, no es omnipotente, como no lo es el Dios óntico de Platón.
Resulta, pues, que para el principio antrópico fuerte, Dios no puede violar las leyes de la Física o la Biología, pero para hacer milagros, sí. Parece que, como mucho, la combinación del demiurgo que puede realizar milagros y del demiurgo detrás del principio antrópico fuerte nos conducen a un Dios que puede violar las leyes de la Naturaleza, pero también con moderación.
Por otra parte, el argumento tiene la misma lógica que partir de una foto, romperla en varios pedazos, fingir que se olvida que se ha partido de dicha foto, operar con sus trozos y sorprenderse cuando una y otra vez reaparezca la foto compuesta de nuevo. Es decir, al margen de sus contradicciones con la idea de un Dios omnipotente, el argumento teísta del diseño cósmico a través del principio antrópico fuerte no es más que un círculo vicioso absurdo. Y además, ¿por qué circunscribirlo a los hombres? ¿Por qué no hablar de esa finalidad cósmica para los animales en general? Más bien deberían sus defensores de hablar de «principio zootrópico fuerte», a menos, claro está, que estén presos de un profundo antropocentrismo metafísico, quizá porque piensen que el hombre es el rey y el motivo de la creación, que ha de esperar, mediante una vida virtuosa y de oración, la Segunda Venida de Jesucristo como Cosmocrator juzgador de los vivos y de los muertos.

Fragmento de una respuesta en el Círculo de Filosofía de la Naturaleza.

Defensa de la razón

Cuando este blog apenas echaba a andar, un comentarista, confeso ateo, reconocía que a la hora de elegir, es preferible el catolicismo al islamismo, porque el primero es más «razonable». La opinión era sorpresiva, incluso para el que esto escribe, pero no está lejana a la verdad. Fuera del evidente basamento metafísico y mitológico del catolicismo, éste ha sido, frente a a otras religiones, un oasis de razón. Precisamente ésa es la opinión de uno de los pensadores ateos más importantes de habla hispana, como es Gustavo Bueno. El filósofo, quien argumenta que ni siquiera la idea de Dios existe (y esa pseudoidea es con la que trabaja la teología católica, por ejemplo), es uno de los autores principales del libro Dios salve la razón, una recopilación de artículos que comentan la famosa y polémica lección magistral de Joseph Ratzinger en su papel de papa Benedicto XVI, en Ratisbona.
A continuación, un texto del diario La Nueva España:


Gustavo Bueno: «Benedicto XVI es de lo poco aprovechable que anda por ahí»


El filósofo participa, con otros autores, en el libro «Dios salve la razón»


Madrid (Modem Press).- «Extiendes la vista por el mundo y ves que el papa Benedicto XVI es de lo poco aprovechable que anda por ahí». Cada intervención pública del filósofo Gustavo Bueno deja un puñado de sentencias como la reseñada, que en este caso sorprende quizás un poco más de lo habitual por el declarado ateísmo militante del catedrático de la Universidad de Oviedo. Gustavo Bueno hacía pública así su admiración por el pontífice en el auditorio de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Complutense de Madrid durante la presentación en sociedad del libro Dios salve la razón (Ediciones Encuentro).
En esta obra, diversos intelectuales de primera línea, provenientes de diferentes países, tradiciones religiosas y posiciones culturales, se dan cita para recoger el desafío planteado por Benedicto XVI en su célebre lección magistral en la Universidad de Ratisbona en septiembre de 2006: Ampliar la razón. Así, Gustavo Bueno, Wael Farouq, André Gluksmann, Jon Juaristi, Sari Nusseibeh, Javier Prades, Robert Spaemann y Joseph Weiler coinciden, desde diferentes perspectivas, en proponer un nuevo humanismo que integre de manera renovadora la relación entre fe y razón. Recogen así el guante lanzado por Joseph Ratzinger quien afirmó aquel 12 de septiembre en el Aula Magna de la Universidad de Ratisbona: «En el diálogo de las culturas invitamos a nuestros interlocutores a esta amplitud de la razón».

Diferencias religiosas
Sin embargo, Gustavo Bueno no ve nada claro ese diálogo porque «entre las tres grandes religiones monoteístas (cristianismo, judaísmo e islamismo) no puede haber diálogo sin bronca». Así, el propio Bueno y el profesor vasco Jon Juaristi, que hace ya más de 25 años que se convirtió al judaísmo, coincidieron en que la razón sí está presente en el caminar religioso de judíos y cristianos, pero «en el islam hay una separación absoluta de las dos esferas: fe y razón».
Gustavo Bueno, cuyo comentario sobre la lección magistral de Benedicto XVI es el más extenso del libro y el que da título a la obra completa, fue quien más tiempo ocupó en su exposición, de las dos horas que duró la charla-coloquio de presentación de la obra. Comenzó su disertación con la teoría que desarrolla en el libro: «La mayor racionalidad del cristianismo está en los dogmas revelados: la reencarnación y la Santísima Trinidad».
A partir de ahí, tras dejar claro que «soy ateo y creo que Dios no existe», afirmó que para él la importancia del cristianismo «no es tanto Dios sino la Iglesia Católica» y que el «racionalismo del cristianismo proviene de la Iglesia Católica porque Dios no es racional». Hasta el punto de que «la Iglesia ha sido la salvación de la razón».
Bueno asegura que la importancia de la teología dogmática católica proveniente de la tradición escolástica, radica en que «utiliza la filosofía para demostrar que la teología dice lo mismo que la razón, para mostrar que es inteligible». Aquí engarzó la importancia del discurso del Papa en Ratisbona, cuya «lección de teología escolástica es admirable».
Juaristi explicó cómo durante su juventud tuvo «dificultades para encajar fe y razón» porque, a su entender, «el diálogo entre la fe y la razón científica lleva a callejones sin salida». Sin embargo, esta lucha, a su juicio, no se da en el judaísmo «que vive en torno a la ley y no a la fe». Explicaba el escritor vasco que en la religión judía «no hay teología, que es el intento de aplicar la razón a la fe, sino que hay una hermenéutica, una tradición rabínica porque es una religión en la que el centro no es Dios sino la Torah y ésta es una ley razonable».
Tras todas estas sesudas reflexiones y para finalizar, Gustavo Bueno, aprovechando la pregunta de uno de los asistentes a la presentación, dejó para el recuerdo otra de sus célebres sentencias: «La verdad del cristianismo no está en Dios, que no existe, está en la Iglesia».

«Ya no se puede ocultar más la crítica religiosa»

El antropólogo, docente y ex rector de la Universidad Nacional de Cuyo Luis Triviño se sorprende cuando este periodista lo increpa: «Estoy muy enojado con su libro, Triviño». Quizá supone que quien le habla es un creyente religioso herido por la insolencia de su publicación. «Dígame por qué», pide entonces, poniendo el pecho. «Porque quería ser el primero en publicar en Mendoza un libro sobre ateísmo», responde quien esto firma.
La broma le cae bien al siempre afable y respetuoso Triviño, porque sirve de prueba de algo que comienza a generalizarse: la aparición, en especial en Inglaterra y los Estados Unidos, de libros que critican a la religión y que han obtenido una enorme resonancia. Su propio aporte, titulado El ateísmo (editorial Diógenes) será presentado mañana [lunes 1 de diciembre de 2008] a las 20.30, en la Caja de Salud. «Ya no se puede ocultar más la crítica religiosa. Se ha generalizado la conciencia de que no hay explicación posible para lo que aseveran las religiones», anota el pensador.
–Cuénteme sobre su libro El ateísmo, y sobre el subtítulo: «a partir de la sagradas escrituras de las religiones reveladas», que parece acotar estrictamente el enfoque.
–El subtítulo ubica más bien la fuente de la reflexión. Es un libro pequeño, de unas 100 páginas. El primer capítulo es una suerte de breve autobiografía ideológica. Parto de que fui criado en la religión católica, y cómo a través de los años y los estudios adopté esta postura atea. Después comienzo con las críticas a las distintas religiones. Tomo al judaísmo y los textos de la conquista de la Tierra Prometida, donde se pone de manifiesto un Dios terriblemente sanguinario, que manda a matar, a asesinar. Luego al cristianismo: hablo por ejemplo del Dios trinitario, que es terriblemente sanguinario, porque el Padre de la Trinidad admite que su hijo sufra y muera para alabar la majestad de Dios. Y eso que dejo de lado las cruzadas y la Inquisición. Después analizo el tercer paso del monoteísmo, que es el del Corán. Allí analizo duramente, siempre documentado, cómo es un Dios cruel, cómo es el infierno que pinta y promete al pecador. Luego hay un estudio del Popol Vuh, porque nuestros precolombinos tampoco se quedaron atrás en plantear un dios sanguinario y cruel. Sigo con las contradicciones estrafalarias del Hare Krishna y termino con una crítica del mormonismo.
–¿Esto no significa oponer a la existencia de un dios la existencia del mal, como se ha hecho de manera clásica?
–Claro. El tema común a las religiones es encontrar fuera de la realidad concreta, en una entidad espiritual (que se ha inventado), la explicación del mal.
–El libro tiene una dedicatoria muy especial que, seguro, sorprenderá a muchos.
–Se lo dedico a Jorge Contreras (cura párroco mendocino), por una razón sencilla: la amistad. Con él trabajamos juntos en el desierto y la cárcel, más allá de toda diferencia ideológica. Le comenté a él hace dos meses sobre este libro. Y me dijo: «me parece que puede ser un trabajo para la reflexión y el diálogo». Por eso decidí dedicarle este libro antirreligioso y ateo. Estaba en prensa cuando él murió. Pero además a Baruch Spinoza. Él adoptó posturas críticas respecto del pensamiento judío de la época y lo excomulgaron. En El ateísmo cito parte del texto de excomunión.
–¿Cómo se coteja la inexistencia de Dios?
–En el capítulo final, planteo la alternativa «teísmo laico vs. ateísmo». Hago crítica muy rápida a los intentos del «teísmo laico» y planteo el por qué del ateísmo, pensando qué tipo de Dios podríamos concebir racionalmente: el dios deísta no nos sirve de nada, y otro que crea las cosas pero sigue su providencia, y allí aparecen las barbaridades, las catástrofes, muertes, y el concepto biológico esencial al tema del comercio entre las especies, inherente a la vida. Si un Dios creó la vida la creó con esa inherencia. Un Dios que concibe una realidad y es providente, es racional y éticamente inconcebible. Para mí el ateísmo está demostrado. Por los instrumentos racionales, éticos y empíricos, lo único que nos queda por pensar es que no existe Dios. El universo, la materia, la energía, son inherentes a sí mismos. Han tenido su evolución, pero sin ningún elemento extramaterial. Es inconcebible.
–Los libros sobre ateísmo y las críticas a las religiones mayoritarias están viviendo un especial auge, sobre todo desde autores de lengua inglesa. ¿A qué cree se deba esto?
–No lo sé muy bien. En cuanto a mí, no pretendía hacer una «antropología del ateísmo». Que hay predominio inglés está claro, y con mencionar sólo a Bertrand Russell eso está claro. Pero la crítica a las religiones comenzó hace siglos. Por ejemplo, cuando Copérnico propone el heliocentrismo echa por tierra al geocentrismo de Ptolomeo. Eso hablaba de que una afirmación de la Biblia era falsa, nada menos. Las creencias religiosas, en especial de la tradición judeo cristiana, se empeñaron a dar explicaciones disparatadas para tratar de compatibilizar ese «error cometido por Dios». Pero el golpe de gracia fue la teoría de la evolución. Por algo el papa Juan Pablo II tuvo que reconocer que el cuerpo humano proviene por evolución de animales, pero en algún momento Dios «puso un alma». Sin embargo, eso es como querer unir el agua con el aceite. Ése para mí fue el gran reconocimiento de que la explicación científica era superior a la explicación religiosa. Por eso últimamente han surgido todos estos temas: ya no se puede ocultar más la crítica religiosa. No se trata de un Voltaire suelto, ni un Spinoza. Actualmente es una conciencia generalizada de que no hay explicación religiosa posible.
–¿Cómo definiría su propio ateísmo y cuándo empezó a reconocerse como ateo?
–Lo señalo en las primeras páginas. Aunque fue un proceso que me resulta muy difícil de narrar. La cosa empezó como una actitud de escepticismo, que es la posición más «livianita». Después vino endurecida por un agnosticismo. Hasta que llegué después de fuertes análisis a la decisión de que no hay nada fuera de la realidad material. Ahí vino entonces el ateísmo. En mi caso fue un proceso paulatino.
–¿A qué se «enfrenta» especialmente un ateo argentino?
–A las estructuras eclesiásticas, sin dudas. Recuerdo cuando apareció La puta de Babilonia [de Fernando Vallejo], una revista muy leída hizo un comentario muy breve que finalizaba diciendo: «creyentes, abstenerse». Me parece que el subsconciente le decía que los creyentes iban a reaccionar de manera negativa. No hace mucho, Dawkins dijo que a medida que la ciencia avanza, queda menos espacio para el concepto de Dios. Un obispo de Mendoza, Sergio Buenanueva (obispo auxiliar), dijo que el pensamiento científico permite o no a Dios sólo desde el punto de vista que se adopte. Para mí eso no era correcto: los hechos hablan de que no hay Dios.
–Aquí sin embargo debo romper una lanza a favor de Buenanueva, porque a pesar de todo hay varios científicos de gran calibre y que también son religiosos...
–Sí, claro. Que cada científico adopte la posición que se le ocurra, pero cuando se van poniendo de manifiesto los hechos, allí la posición de cada uno dependerá de las opiniones. Si alguien quiere decir que los datos de la ciencia son los que hablan de Dios, que lo pruebe.
–La presidenta del país, Cristina Fernández, se reunió hace poco con el cardenal Jorge Bergoglio, ¿qué piensa que puede significar esa reunión?
–La Iglesia, nos guste o no, es uno de los últimos productos derivados de la colonización. Es una estructura que tiene su influencia, sus colegios, sus privilegios... El Código Civil le atribuye todavía a los bienes de la Iglesia el carácter de bien público. Hay un montón de lacras que le dan presencia a la Iglesia como estructura y el presidente de la república tiene que tratar con eso. Hay un fragmento en el Código Civil que habla de la «profesión libre de un culto», pero no habla de la posibilidad de que «no haya» culto. Que el Estado sostenga la religión católica es una injusticia. Los juristas ponen como excusa que como el Estado se quedó con muchos bienes de la Iglesia en el proceso de la Independencia, para resarcirse tuvo que llegarse a esta situación. Pero hoy el asunto no tiene gollete. Es algo que a la Iglesia económicamente lo beneficia poco, y para la juricidad argentina es un escándalo.

¿El regreso de las religiones?

El resurgimiento del fundamentalismo islámico en el Medio Oriente y en países asiáticos con teocracias capaces de movilizar a amplios sectores populares, actualizó el tema del fin del «desencantamiento del mundo» y del regreso de las religiones.
Sin embargo, en occidente estos sucesos adquieren un carácter contradictorio, si bien se observa desde finales del siglo pasado y comienzos del actual una revalorización de la religión tan devaluada en tiempos anteriores, a la vez, se notan signos opuestos de debilitamiento. En el catolicismo, las vocaciones sacerdotales son cada día más escasas, disminuyen la asistencia a misa y los matrimonios por Iglesia, y casi ha desaparecido la confesión. Los dogmas contra la disolución del matrimonio, la anticoncepción, el aborto, la libertad sexual no son acatados ni siquiera por los mismos creyentes; nunca la religión incidió menos en la vida cotidiana del hombre común.
Las exequias del Papa Wojtyla fueron un suceso mediático multitudinario pero no menos al fin que las de Lady D. Como decía César Magris la Iglesia puede colmar las plazas pero no llenar los templos. Los medios de comunicación masiva han transformado la religión en un espectáculo, a su vez algunos grupos políticos la usan a favor de sus propios intereses y ciertos intelectuales versátiles que, hasta hace poco la desdeñaban, ahora la alaban,
Uno de los últimos debates que agitaron los círculos de la intelectualidad europea fue el sostenido entre Jürgen Habermas y el filósofo italiano Paolo Flores d’Arcais. Esta polémica fue precedida por otra más curiosa entre Flores d’Arcais y el entonces todavía cardenal y prefecto de la Inquisición, Joseph Ratzinger moderados por un judio (¿Dios existe? Diálogo sobre la fe, el saber y el ateismo). A este debate debe agregarse la obra teórica y la militancia del teólogo y filósofo católico Hans Kung que, desde hace años, viene bregando por una profunda reforma modernizadora de la Iglesia.
No siempre el debate religioso se da en ese nivel, algunos académicos caen en posiciones tan artificiosas como la de Gianni Vattimo al intentar la amalgama de Nietzsche y el cristianismo, otros más frívolos adecuan el espiritualismo oriental al gusto californiano.
Es curioso asimismo que un pensador como Carl Schmitt que reivindicaba las más retrógradas tradiciones del catolicismo contrareformista –Donoso Cortés– es hoy rescatado igualmente por el conservadurismo y por el progresismo neopopulista.
Más significativo aún es la influencia del fundamentalismo evangélico en la derecha del partido republicano estadounidense. Es sabido que buena parte de los electores de George W. Busch lo fueron por sus posiciones religiosas opuestas al aborto y a la homosexualidad. Esta incidencia de la fe en la política no forma, sin embargo, parte de la tradición estadounidense. A diferencia de los países hispanoamericanos de origen católico, la religión se mantuvo separada del Estado desde el orígen mismo de su constitución como nación tal como lo muestra la Declaración de derechos de 1776, donde por primera vez en la historia se garantizaba «el respeto recíproco de la libertad religiosa de los demás». Los protestantes evolucionaron antes que los católicos porque en la Reforma, con la libertad de interpretación de La Biblia, estaba el gérmen mismo de la secularización.
En la actualidad, en el corazón de occidente han surgido no sólo movimientos religiosos, sino también filosóficos y hasta estéticos contrarios a la racionalidad, la modernidad, el progreso científico y la democracia que constituyeron su paradigma desde la Ilustración. Samuel Huntington se equivocaba cuando hablaba de «choque de civilizaciones» porque el conflicto no se da tan sólo entre occidente y oriente, sino en el mismo occidente.
Habermas, en el debate al que nos referimos habla del surgimiento de un «pensamiento posmetafísico» como fundamento de una «sociedad posecular» que no implica un retorno a una sociedad presecular y premoderna sino la neutralidad y abstención del Estado democrático con respecto a las visiones del mundo, filosóficas o religiosas. Esta posición fue la defendida, contra la presión de las religiones, en la redacción de la Constitución de la Unión Europea que decidió abstenerse de mencionar a Dios, pues eso hubiera sido excluir a agnósticos y ateos.
El regreso de las religiones en el mundo occidental se diferencia todavía del fundamentalismo musulmán. Salvo las extravagancias academicistas y las minorías de integristas católicos, fundamentalistas evangélicos o de ortodoxos judíos, las religiones antiguas han aceptado vivir en sociedades seculares. Las últimas expresiones de «naciones católicas» terminaron con el fin de las dictaduras española y portuguesa en Europa y las dictaduras militares en América latina. Tardíamente, la Iglesia Católica con el Concilio Vaticano II en 1965, aceptó la democracia y el liberalismo, satanizados hasta entonces. Luego de siglos de luchar vanamente contra el avance de la modernidad, el Vaticano –aunque todavía tiene pendiente la firma de la declaración de ls derechos humanos del Consejo de Europa– ha tenido la inteligencia de adecuar sus doctrinas de origen premoderno a los descubrimientos de las ciencias, a convivir con otras religiones y con los no creyentes y respetar la secularización del Estado de derecho y la Sociedad civil para poder sobrevivir en el mundo moderno. El hecho de que Ratzinger, que luego fuera un Papa tan conservador como Benedicto XVI aceptara un debate público con un filósofo ateo, con la moderación de un judío, muestra que la Iglesia se ha resignado, aunque a disgusto, a vivir en una sociedad secularizada. No nos imaginamos, en cambio, un diálogo similar entre un ayhatolah y Salman Rushdie discutiendo sobre la existencia de Alá; la conversación se redujo allí a una orden de asesinato. El Islam, salvo algunos pocos países y aun en estos no en su totalidad, está lejos de esa transformación secularizadora y modernizadora que con vacilaciones, emprendieron las otras dos religiones antiguas, monoteístas y de igual origen abrahámico.
Sólo un Estado democrático es capaz de reconocer el conflicto inconciliable entre creyentes y no creyentes y entre creyentes de distintas religiones y, a la vez, impedir que ese conflicto devenga guerra ideológica. La modernización y la democracia dejarán de ser para los orientales, una intromisión imperialista de occidente, sólo cuando se decidan emprender por sí mismos, el proceso de secularización, y transformen la teocracia en un estado laico.
Esas transformaciones no serán fáciles de lograr cuando algunos sectores de la intelectualidad occidental, los posmodernos, pretenden relativizar la tradición universalista de los valores democráticos reduciéndolos a mera particularidad occidental y justifiquen, sin quererlo, en nombre del multiculturalismo, desigualdades y opresiones que no aceptarían en su propio país, por el mero hecho de constituir parte del ritual religioso y la identidad cultural de otros pueblos.

Actos vandálicos contra los buses ateos

MADRID, 27 Ene. (EUROPA PRESS) - La Asociación Madrileña de Ateos y Librepensadores (AMAL) afirmó hoy que algunos autobuses con mensajes ateos que circulan por Barcelona han sido atacados, unos «actos vandálicos» que atribuyó a las recientes críticas de la Conferencia Episcopal contra esta campaña publicitaria.
El presidente de AMAL, Luis Vega, señaló que «no es casual» que los «actos vandálicos» registrados en Barcelona, las «persecuciones» a algunas familias que piden la retirada de crucifijos de los colegios públicos en Valladolid o las últimas manifestaciones «neocon» coincidan con las últimas críticas de los obispos españoles contra las campañas ateas en autobuses municipales.
«No nos importa ni nos preocupa que nos llamen blasfemos. Pero no creo en las casualidades y me parece que el comunicado de los obispos del viernes pasado, con las concentración neocon y con actos vandálicos en Barcelona no es pura casualidad. Nos gustaría que no fuera así porque no es nuestro objetivo. En cambio, ningún autobús católico, musulmán o budista va a ser perseguido por los ateos», agregó.
El presidente de los ateos madrileños también criticó el Concordato español con el Vaticano y llamó a romper con los «privilegios» con los que cuenta la Iglesia católica. «En España ha habido alguna asignatura pendiente por una transición no resuelta del todo. Algunos de los elementos como la Monarquía, el Ejército y la Iglesia fueron brindados», indicó.
Por otro lado, Vega aseguró que, en cambio, «sí es casual» que una de las líneas de autobuses con publicidad atea, concretamente la 3, pase por la catedral de la Almudena de Madrid. «He nacido muy cerca de aquí, en la Plaza de Santo Domingo, y me encanta. Además, si buscas en Madrid líneas de comunicación que sean céntricas es imposible evitar esta situación. Nuestro objetivo es un medio público porque está ligado a los ciudadanos y su beneficio redunda para los ciudadanos y más en zonas céntricas. El que pase por la Almudena o la Capitanía general no nos viene mal pero no era nuestro objetivo. Ningún ateo va a pasarse a ser católico o al revés por ver los mensajes», apostilló.
Respecto al «contraataque» de asociaciones cristianas con lemas a favor de la existencia de Dios en autobuses municipales, Vega mostró su conformidad, pero indicó que «todas las iglesias y las sectas llevan 2.000 años haciendo campaña».
Vega señaló que el objetivo de la campaña que arranca hoy es «hacer visible» al colectivo ateo y crear debate, al tiempo que manifestó que gracias a ella ha descubierto a personas ateas de más de 65 años que «han sufrido mucho en este país y a las que se va a hacer un homenaje».

30 mil euros recaudados
El presidente de AMAL indicó que se han gastado 3.800 euros en las dos líneas autobuses de las líneas 3 y 5, y ha recaudado 30.000 euros. «En Barcelona nos hemos gastado más de 2.000 euros y en Málaga ya están saliendo autobuses. El lunes que viene lo harán los de La Coruña y en breve esperamos llegar a otros puntos de España», dijo, al tiempo que precisó que todo el dinero recaudado se va a utilizar en esta campaña.
«Seguramente se pueden gastar mejor los 30.000 euros. Algunos lo dedican al tráfico de drogas o a las armas, pero nosotros lo hacemos para crear en el país un debate entre creyentes en los derechos humanos y la libertad del individuo. Creemos que eso es un dinero muy bien gastado, aportado de manera voluntaria. Estamos vigilando mucho que hay una aportación discutible», prosiguió.
Vega no descartó ampliar la campaña en Madrid y Barcelona, y avanzó que en marzo anunciarán una nueva iniciativa, que no quiso desvelar. Además, destacó que en Valencia están teniendo algún problema para implantar la campaña y que siempre hay alguna barrera entre la empresa de Publicidad y el cliente.
«En Madrid, que no hemos tenido problemas con Publisistemas –la empresa encargada de gestionar la publicidad de los autobuses de la capital–, pero el trámite ha sido lento. Además, hay un ideario de la publicidad donde existe un punto subjetivo, que dice que se permitirá una publicidad que no dañe a los usuarios, lo que puede hacer que una fotografía desnuda sea censurada», dijo el presidente de los ateos en referencia al anuncio sobre una reciente película que fue retirado de las marquesinas.

Entre el «probablemente» y la felicidad
El presidente de los ateos madrileños quiso aclarar el significado del lema de la campaña: «Probablemente Dios no exista. Deja de preocuparte y disfruta de la vida» ante las críticas sufridas por parte de algunos sectores. Así, señaló que el adverbio «probablemente» implica que la campaña no es «dogmática» y está basada en la lógica.
«Si me preguntaran que hay un tigre de bengala que vuela diría que no existe, pero no descarto que por evolución algún día lo haya. Lo reconoceríamos y no nos causará un trauma, ya que nosotros no nos basamos en ninguna escritura o en elementos que impiden el progreso de la gente», dijo.
Sobre la segunda parte del lema, Vega señaló que la felicidad no depende de algo subjetivo «ni de cielos ni de infiernos». «Por decirlo de otro modo, significa que lo que sí existe es tu vecino. Comunícate con él, organízate y consigamos un mundo mejor. No tenemos un varita mágica para hablar de la felicidad porque no hay masoquistas que son felices siéndolo», añadió.

Además, como saben, en España pasa esto.

Gustavo Bueno y los crucifijos

«Así como la mariposa Caligo extiende sus alas cuando se le acerca su ave predadora para no ser devorada por ella, así también nosotros debemos extender los brazos en cruz para no ser devorados por los sacerdotes.» Gustavo Bueno, Cuestiones cuodlibetales sobre Dios y la religión.

El pasado día 17 de febrero de 2008 recibí un e-mail del servicio de alertas de Google con un enlace a la pagina de Internet de la cadena de radio COPE, que hacia referencia a una declaraciones de Gustavo Bueno a Popular TV, en la cabecera decía: «Como ateo me parece absurdo que se retiren los crucifijos». La noticia iba acompañada del enlace a la entrevista donde se habían hecho tales declaraciones, el entrevistador ponía cara de estar deseando en aquel momento estar retransmitiendo en directo el paso de un huracán en EEUU a 500 metros de sus narices antes que entrevistar a aquel personaje que parecía tener más fuerza que ese huracán. Las declaraciones a que me refiero decían cosas como esta: «El crucifijo –afirma uno de los más reputados pensadores españoles– es un símbolo histórico, teológico y artístico que forma parte de nuestra cultura. Quitar el crucifijo es quitarse el vestido. Los que lo defienden son unos indoctos. El que haya leído no a Santo Tomás sino a Hegel, sabe que el crucifijo no se puede quitar.»

Vaya por delante que me considero un indocto, no solo por no leer a Hegel o Santo Tomás, sino porque pienso que comparados con Bueno la mayoría de los mortales de este planeta son unos indoctos.

Estas declaraciones han venido acompañadas de dos textos relacionados con el tema, por una parte la colaboración de Bueno: «¡Dios salve la razón!», al libro Dios salve la razón, Encuentro Ediciones (agradezco muy especialmente a Juan Carlos Paredes Zubeldía por informarme de la existencia del mismo y recomiendo la visita a su blog http://paredesz.blogspot.com/). Y el texto de Javier Pérez Jara, «Europa y cristianismo: análisis del surgimiento del fenómeno cultural cristiano y su desarrollo histórico», publicado en El Basilisco, nº 39 (se agradece el reconocimiento a la importancia de las aportaciones de Gonzalo Puente Ojea al estudio del cristianismo).

El punto clave de la cuestión (bajo mi indocto punto de vista) se puede resumir en esta frase que aparece en la pág. 377 del libro de Bueno, La fe del ateo:


«Dada la situación efectiva de la Humanidad, transcurrido el segundo milenio del cristianismo, puede decirse que los pueblos no están preparados para organizarse socialmente bajo los auspicios de un racionalismo filosófico y ateo; por consiguiente se hace preciso evaluar el grado de racionalismo actuante en las distintas confesiones religiosas realmente existentes.»


El Estado laico es rechazado en la pág. 372:


«Ahora bien, desde una metodología materialista, el Estado carece de sentido al margen de su materia, representada entre otras cosas por la sociedad civil. Según esto, la definición laica del Estado no puede tomarse como una definición real, sino puramente nominal e ideológica, porque si la sociedad civil es religiosa, y vinculada a una religión que exige publicidad y propaganda fide, entonces el Estado laico sólo podrá ser reconocido, por el materialismo, como una superestructura jurídica, una ficción creada por el formalismo que supone la realidad de una sociedad política laica, aun cuando de hecho se manifiesta continuamente su condición religiosa en mil formas (templos, procesiones públicas, ritos de paso, establecimientos de enseñanza).»


Javier Pérez Jara profundiza un poco más y dice en la pág. 65 de su artículo:


«El materialismo filosófico, por tanto, no podrá estar de acuerdo con el laicismo en “sentido débil” (parejo a la ideología de la “neutralidad estatal”, las religiones como meros fenómenos privados o al agnosticismo positivo “que ni afirma ni niega”), sino más bien con el Estado laico “en sentido fuerte”, es decir, con el Estado ateo, o al menos racionalista, que no sólo no prescinde del estudio de las religiones, sino que a través de la instauración del estudio sistemático histórico, antropológico y filosófico de las religiones, es decir a través de la instauración en los planes de estudio de una Filosofía de la Religión de sesgo materialista nutrida de los contenidos positivos de la Antropología Cultural, la Historia, la Sociología, &c., puede ofrecer una visión crítica y sistemática de la génesis y evolución de las religiones, así como una trituración de sus elementos más irracionales, mitológicos o arcaicos.»


En la pág. 64 expresa una idea también repetida a veces:


«…ante las religiones o se está a favor o se está en contra…»


Cabría preguntar entonces ¿el materialismo filosófico, esta a favor o esta en contra de las religiones? Es decir, en este supuesto Estado ateo, ¿qué se haría con los curas y los templos?, ¿se metería los curas en la cárcel y se destruirían los templos?, ¿se transformarían los templos en delegaciones de la Fundación Gustavo Bueno donde poder impartir la asignatura de Filosofía de la Religión de sesgo materialista y se obligaría a los curas a asistir a esas clases? o ¿se daría un ministerio a Rouco Varela en premio por el esplendor pasado de la filosofía escolástica?

Uno de los motivos que parecen mover a Gustavo Bueno a estas posiciones es el temor al fanatismo islámico, pero bajo mi punto de vista, lo que tiene que hacer para luchar más eficazmente contra ese miedo no es pedir que se mantengan los crucifijos de las escuelas, lo que tiene que pedir es que aumente el presupuesto del Ministerio de Defensa, de la Policía Nacional, de la Guardia Civil y del CNI, ¿o es que piensa que si nos intentan invadir los musulmanes, los curas se organizaran en batallones y con el crucifijo en la mano saldrán a la defensa de nuestra querida patria?

En la cita de la pág. 377 se hace un salto muy curioso, se dice que si los pueblos no están preparados para organizarse socialmente bajo los auspicios de un racionalismo filosófico y ateo, hay que evaluar el grado de racionalismo actuante en las distintas confesiones religiosas realmente existentes. Dado que en España no hay gobierno ateo y la religión elegida mayoritariamente es el catolicismo, ¿quiere esto decir que España se organiza socialmente bajo principios católicos?

Yo creía que nos organizábamos bajo los principios de la constitución de 1978 y no bajo el catecismo. En la nota de la pág. 372, dice «…si la sociedad civil es religiosa…». Yo me pregunto, ¿es la sociedad civil de la España actual religiosa? Veamos el barómetro del CIS de noviembre de 2008.


«Pregunta 42. ¿Cómo se define usted en materia religiosa: católico, creyente de otra religión, no creyente o ateo? Católico 73,7%, creyente de otra religión 1,9%, no creyente 15,9%, ateo 7%, N.C. 1,4%.
Pregunta 42-A. ¿Con que frecuencia asiste usted a misa u otros oficios religiosos, sin contar las ocasiones relacionadas con ceremonias de tipo social, por ejemplo, bodas, comuniones o funerales? Casi nunca 54,8%, varias veces al año 15,6%, alguna vez al mes 11,8%, casi todos los domingos y festivos 14,4%, varias veces a la semana 2,4%, N.C. 1%.»


Si hacemos números y partimos de una población de España de 46 millones de habitantes en números redondos tenemos, la suma de creyentes sería 34.776.000, pero si quitamos a los que no van casi nunca o alguna vez al año a los oficios religiosos y a los que no contestan nos quedan 9.945.936 que es cifra similar a la suma de no creyentes y ateos que son 10.534.000. Por lo tanto, se podría decir que una parte de la sociedad civil es religiosa, pero no toda la sociedad civil.

El propio Gustavo Bueno reconoce en su artículo «La influencia de la religión en la España democrática», editado en 1994 en el libro La influencia de la religión en la sociedad española, pág. 71:


«Los confesionarios, los seminarios y los templos han quedado prácticamente vacíos (aún cuando en algunas ciudades, el 15% de la población que sigue yendo a misa los domingos sea suficiente –teniendo en cuenta el incremento demográfico– para mantener la apariencia de la iglesia llena en misa de doce).»


Hay dos datos muy significativos que están más allá de las encuestas, primero, la Iglesia católica ha sido incapaz de autofinanciarse con las aportaciones de sus fieles y segunda, en España se han elegido desde la muerte de Franco dos presidentes agnósticos. Cosas incompatibles con una supuesta sociedad civil verdaderamente religiosa.

Dice en La fe del ateo pág. 155: «Un gobierno realista podrá ser confesional, o antirreligioso, pero no neutral o laico.»

No puedo imaginar un disparate antieutáxico más grande, se imagina alguien que ganando el PP las próximas elecciones, las primeras medidas que tomara fueran: prohibir el divorcio, el aborto, los métodos anticonceptivos, hacer obligatoria la enseñanza de la religión, &c. O que el PSOE al renovar el poder, cerrase las iglesias, prohibiera las procesiones, &c.

El propio Bueno reconoce en el artículo antes citado de «La influencia de la religión en la España democrática», pág. 52:


«Fue la misma imprudente política anticlerical de los gobiernos republicanos, muy poco maquiavélicos, uno de los principales desencadenantes de la reacción integrista promovida, sobre todo, por un clero acosado durante los años 30.»


Lo eutáxico en la situación actual es el Estado neutral, llámele laico o aconfesional. Porque la guerra no va con la parte religiosa de la sociedad civil (dice Bueno en «La influencia de la religión en la España democrática», pág. 76: «Sin embargo, los católicos que han aceptado las reglas democráticas –prácticamente, la totalidad– aceptan también gustosos la concepción de la religión como cultura…»), sino con la organización eclesial, ávida de no perder más poder, pues esto y no otra cosa significa para ellos quitar el crucifijo de los lugares públicos.

Dice Pérez Jara en la página 64 de su artículo:


«…el llamado laicismo, cuando es entendido al modo light ( por ejemplo por la gran mayoría de nuestros políticos e ideólogos actuales) como un “mantenerse al margen” de las religiones, o ser “neutro” ante ellas, reservando las creencias religiosas, si las hay, para el ámbito de lo “privado”, pero excluyéndolas del ámbito de lo “público”, es una posición contradictoria, porque ante las religiones (que son esencialmente, desde un punto de vista antropológico, públicas, como vemos en el cristianismo y el Islam, ambos asociados al proselitismo, y por tanto a la “propaganda pública” de sus dogmáticas y sacramentos)…»,


y esto lo dice poco después de hablar en la pág. 60 de la pérdida de poder de la Iglesia católica.

Un Estado (laico, neutro o aconfesional) que consiguiera reducir al ámbito de lo privado el hecho religioso, ni seria neutro ni se mantendría al margen de las religiones, por que eliminar los crucifijos de los sitios públicos estatales, regular las procesiones, impedir que suenen las campanas de los templos para llamar a los fieles a la misa, no seria neutralidad, seria seguir quitando poder a la Iglesia católica, o ajustando ese poder hacia los que voluntariamente quieren aceptarlo, o sea sus fieles, no a toda la población.

Esa es la lucha que parecen no ver desde el Materialismo Filosófico. Dice Bueno en El sentido de la vida, pág. 291:


«La Iglesia católica ha tolerado el islamismo, o ha tolerado el darwinismo, o ha tolerado el socialismo precisamente cuando estos movimiento se han impuesto en virtud de su propia fuerza.»


Y dice también Bueno en Cuestiones cuodlibetales sobre Dios y la religión, pág. 37:


«Esta sería la dialéctica de la historia actual de la Iglesia Romana: que tanto los que en su seno piden la integral conservación, como los que piden la renovación, tienen motivos de prudencia equivalentes y bien fundados. Solo que los motivos de los integristas (para decirlo al modo escolástico) se fundan en la esencia de la Iglesia, mientras que los motivos de los renovadores se fundan en su propia existencia. Aquellos dirán que mantener en la existencia una institución “desvirtuada”, que va perdiendo sus esencias más puras, es una traición; y éstos, que pretender mantener unas esencias que comportan necesariamente la progresiva extinción, la inexistencia más o menos próxima, es tanto como mantener una utopía, una esencia que no existe en ninguna parte.»


Estoy seguro que a la Iglesia aun le queda mucha capacidad de adaptación y por mantener su existencia pueden dejar de ser tan publicas y tan propagandistas como lo son ahora.

Se menciona en la cita de la pág. 372 de La fe del ateo, «de hecho se manifiesta continuamente su condición religiosa en mil formas (templos, procesiones públicas, ritos de paso, establecimientos de enseñanza)».

¿Qué templos?, ¿los templos vacíos que mencionaba antes?

¿Qué procesiones?, ¿las que cita en la pág. 80 de «La influencia de la religión en la España democrática», donde dice: «las romerías de la Virgen del Rocío se alimentan de intereses sociales no religiosos, cerca de los que mueven el creciente interés por la ópera en otras capas sociales: pero es la religión, por no decir el fetichismo, el cauce que lo canaliza»?

¿Qué ritos de paso?, ¿esos que comenta en «La influencia de la religión en la España democrática», donde dice:


«Especialmente importante fue este proceso de impregnación aplicado a los “ritos de paso”, sobre los cuales la Iglesia católica mantenía un control mayoritario, a pesar de que, durante la República, importantes sectores de la población (sobre todo urbana) se había liberado del control eclesiástico.» «Durante el nacional-catolicismo, sencillamente, el ceremonial católico, en estos ritos de paso, se hizo prácticamente obligatorio para todos los españoles.» «No es nada fácil conseguir de la noche a la mañana, incluso suponiendo que se desee, el recambio, de instituciones tan arraigadas como las del bautismo, la primera comunión, la boda por la iglesia y el funeral católico.»


En esa guerra se está en la actualidad y la retirada de los crucifijos es una batalla más. En la que Gustavo Bueno desde el bando ateo (para mi el ateísmo «teórico» de Bueno es el más sutil, interesante y elaborado de cuantos conozco, no así su ateísmo «práctico» tal como intento demostrar en este artículo) parece haber construido una tercera postura. La primera postura correspondería al clero que aboga naturalmente por el mantenimiento y extensión de su «marca de empresa» (Bueno llega a decir en «La influencia de la religión en la España democrática», pág. 65, sobre la Iglesia católica: «ella se ha convertido en una agencia de servicios»).

La segunda postura sería la de los ateos-materialistas-indoctos que hacen el siguiente razonamiento, el crucifijo representa al hijo de Dios que resucitó, si Dios no existe no puede tener hijos y para un sistema materialista la resurrección es imposible, por lo tanto, es un símbolo falso que solo debe estar en los sitios donde se aceptan esas mentiras como verdades.

La tercera postura, la del propio Bueno, que siendo ateo defiende el crucifijo para que no pongan en su lugar la media luna.

No es sólo en esta cuestión de los crucifijos donde Bueno se ha alineado con el catolicismo, dice en su libro Zapatero y el pensamiento Alicia, pág. 305, al respecto de los matrimonios homosexuales:


«incoherencia y sinsentido de un “orgullo democrático” ante situaciones en las que un Pueblo que mayoritariamente asume las normas del matrimonio romano (y luego cristiano) deja pasar, sin embargo, una ley que mina la estructura misma de nuestra sociedad de familias; un Pueblo que, si tuviera un orgullo democrático auténtico, debiera haberse plantado ante un gobierno formado por un atajo de ideólogos indoctos e irresponsables, que deciden, en nombre de un progresismo que les da miles y miles de votos, destruir las bases de una sociedad milenaria y plantear más problemas para el futuro de los que puede resolver en el presente inmediato.»


¿Por qué el matrimonio homosexual «mina la estructura misma de nuestra sociedad de familias» y por ejemplo el celibato y el voto de castidad de los curas no?

Dice Bueno en «La influencia de la religión en la España democrática», pág. 55:


«La confesión auricular tenía como condición el celibato del confesor, puesto que solo a alguien que por su situación se mantenía al margen de la familia…»


Qué hubiera ocurrido si en un momento determinado del curso histórico de una sociedad, todos sus miembros decidiesen hacerse curas y monjas, que esa sociedad se quedaría sin familias, después, la sociedad misma desaparecería.

Como ateo también apuesto por un Estado ateo y racionalista, pero en la España actual eso es una utopía antieutáxica, por lo tanto mi segunda opción no es ninguna «confesión religiosa realmente existente» que me tolere como ateo de alguna forma (como una limosna), si no puede haber un Estado ateo y racionalista prefiero un Estado neutro, aconfesional o laico. Que regule a creyentes y no creyentes, de tal forma que se asegure de forma legal (no como limosna) la recurrencia de los ateos en el tiempo.

Lo eutáxico en la España actual es trabajar por un modelo de Estado que tenga en cuenta a esos diez millones de ciudadanos de cada bando, de tal forma que todos podamos vivir y convivir. De hecho se da una situación próxima a esto, hoy en día en España tanto un católico como un ateo pueden vivir unas vidas dentro de su «modelo de mundo». Un católico puede bautizar a sus hijos, ir a misa diaria, dar a sus hijos una educación católica, vivir sin divorciarse, sin abortar sin usar anticonceptivos, casarse por la iglesia y ser enterrados por un cura. El ateo puede hacer todo lo contrario. El problema viene cuando la jerarquía católica quiere imponer su modelo de vida al resto de personas de la sociedad, una jerarquía que nunca entenderá que la existencia de una ley del divorcio no obliga a nadie a divorciarse.

Esto supone un reajuste de determinadas prerrogativas de la Iglesia católica, lo que desde luego no implica su desaparición. Seria también importante que los dos grandes partidos aceptaran ese modelo neutral. A partir de ese punto la guerra se tiene que dar en otros ámbitos, en la divulgación de las respectivas ideas en los medios de comunicación, periódicos, revistas, Internet, radio, televisión, autobuses, &c. Lo que propiciaría o no un trasvase de un bando a otro.

La lista de los reajustes puede ser muy larga, pero un criterio puede ser este, todo aquello particular que invada el espacio general debería ser regulado, empezando por los crucifijos en los lugares públicos dependientes del Estado. La bandera si es un símbolo de todos, el crucifijo no.

Habría que regular cosas como el tocar las campanas para ir a misa, en este caso para prohibirlo.

La presencia de curas militares en el ejercito, no se como esta el tema actualmente, cuando yo hice la mili en los años 1982-1983, el primer domingo de estar allí, preguntaron quien quería ir a misa, la mayoría no quiso ir, cuando marcharon los que si querían ir, a los que nos quedamos nos pusieron a limpiar toda la mañana las dependencias, no hace falta decir que al domingo siguiente todos fuimos a misa. Este es el típico comportamiento clerical que hay que eliminar.

La enseñanza de la religión en los colegios, es otro tema a regular, no me importa que se de en los colegios públicos siempre que sea voluntario y que las asignaturas alternativas no las decida la jerarquía católica, tampoco me importa que den notas si con esto creen que se tomaran la asignatura mas en serio.

Un Estado laico no tiene porque prescindir del estudio de las religiones. El propio Bueno lo dice en la pág. 76 de «La influencia de la religión en la España democrática»:


«Los poderes públicos agnósticos podrían también propiciar la enseñanza crítica de la religión, en la forma de una Historia de las religiones comparadas.»


Esta podría ser una buena asignatura alternativa a la religión católica y también con nota.

Sobre el tema de la financiación de la Iglesia católica por el Estado (visto que no ha logrado su autofinanciación) me remito a la interesantísima cuestión 10ª de Cuestiones cuodlibetales sobre Dios y la religión, titulada «El impuesto religioso» (¿De verdad cree Gustavo Bueno que si alguno de los entrevistadores de la emisoras procatólicas –a los que presuponemos muy afines a esa fe– hubiese leído la parte de ese texto donde habla del ortograma «resurrección de la carne», le hubiera entrevistado sin sentir repugnancia?).

Veinte años han transcurrido desde que se editó aquel libro y hoy cabe preguntarse: ¿el Estado todavía no puede considerar ajena a la Iglesia católica?, a pesar del tiempo que lleva la jerarquía mordiendo la mano que le da de comer.

Un ejemplo surrealista de hasta donde la Iglesia percibe su poder lo encontramos en este texto que pudimos leer en el periódico El Mundo del pasado 30 de noviembre de 2008:


«La festividad del domingo es de origen religioso, así como las vacaciones de Semana Santa o Navidad. Igual sucede con una altísima proporción de denominaciones de personas. Repárese que tanto el presidente del Gobierno como el Rey –y millones de españoles– tienen nombres, no de uno, sino nada menos que de cuatro santos: José Luis y Juan Carlos. Llevando al extremo la sentencia del juez de Valladolid pudiera ocurrir que alguien pidiera la abolición de las festividades mencionadas (con el consiguiente trastorno para legítimos intereses sindicales) o una legislación de Registro Civil que vetara la inscripción de nombres de mujeres o varones con reminiscencias religiosas (con la consiguiente lesión de tradiciones familiares muy arraigadas). Tendríamos un problema, ciertamente.» (del artículo «Ni prudente ni proporcional» de Rafael Navarro-Valls.)


Es otra típica actitud clerical, de limosna y de soberbia.

¿No estaremos ante un caso de «falsa conciencia» por parte de Gustavo Bueno, de pérdida de su capacidad correctora de errores?

No sé si Bueno es consciente de que su imagen de prestigio (indiscutible) está siendo utilizada por determinados medios de comunicación cercanos a la jerarquía católica (hay que recordar que los ateos no tenemos jerarquía) como cuando un circo presentaba la mujer barbuda o el niño lagarto («¡Pasen y vean, el ateo que defiende los crucifijos!») cuando los católicos de base no lo van a entender (dice Pérez Jara en su artículo, pág. 64: «“Analfabetismo” de la mayoría de los creyentes “populares”») y a la jerarquía católica le trae sin cuidado sus argumentos pues no deja de ser un ateo. Solo le interesa que defienda sus posiciones y por eso se le da publicidad.

¿O es que olvida Gustavo Bueno que si la Iglesia católica recuperase el poder perdido en épocas pasadas, le quemarían a usted y a sus libros en la hoguera? Quizás le consuele pensar que este método es mas racional y escolástico que su homologo islámico.


«La sistemática eliminación (incluyendo aquí la eliminación por la muerte o la hoguera) de quienes aportan “materiales” inasimilables o “conflictivos” al sistema de ortogramas dominantes es la causa principal del embotamiento dialéctico y la ocasión para el florecimiento de una frondosa red de recubrimientos apologéticos destinados a desviar los conflictos fundamentales hacia otros conflictos secundarios. La impermeabilidad hace posible el incremento eventual de una certeza o seguridad puramente subjetiva que conduce ordinariamente a la ingenua aceptación, como si fuera la única opción posible, de las propias construcciones ideológicas. La falsa conciencia termina convirtiéndose así en un aparato aislante del mundo exterior (del mundo social, no solamente individual) y su función está subordinada a los límites dentro de los cuales el aislamiento puede resultar ser beneficioso, hasta tanto no alcance un “punto crítico”. Pero en general, cabe afirmar que, cuanto mayor sea el grado de una falsa conciencia, tanto mayor será la evidencia subjetiva, aunque no siempre recíprocamente.» Gustavo Bueno, Cuestiones cuodlibetales sobre Dios y la religión.