Por Glenys Álvarez
Astrofísica. Nuevas mediciones elaboradas por un preciso observatorio de radioastronomía, revelan que la galaxia que habitamos es más pesada, rápida y tiene más probabilidades de colisionar con su vecina Andrómeda.
Astrofísica. Nuevas mediciones elaboradas por un preciso observatorio de radioastronomía, revelan que la galaxia que habitamos es más pesada, rápida y tiene más probabilidades de colisionar con su vecina Andrómeda.
Es impresionante que no nos mareemos. No sólo vivimos sobre una roca que gira alrededor de su eje y el Sol sino que la galaxia que aloja nuestra estrella y el Sistema Solar va mucho más rápido de lo que jamás imaginamos. Así es; de acuerdo con nuevas medidas, la Vía Láctea no sólo rota veloz en el Universo sino que es más pesada de lo entendido anteriormente y tiene muchas más probabilidades de colisionar.
Verdaderamente, localizar nuestra estrella entre los brazos de la enorme y elegante galaxia, nos provee con cierta humildad ante el enorme Cosmos que nos aloja. Nuestro Sistema Solar se encuentra en un diminuto espacio dentro de uno de los gigantescos brazos de la galaxia, otra más entre las miles de millones que pueblan el Universo.
“Siempre pensábamos en la Vía Láctea como la hermanita menor de Andrómeda, pero no es así, el incremento en la velocidad de la rotación de la galaxia se traduce en un 50% más de masa, ahora está igual que la Andrómeda”, reveló Mark Reid, del Centro Harvard-Smithsonian para la Astrofísica.
El incremento en la masa, explican los investigadores, produce además un aumento en la fuerza gravitacional, lo que incrementa las probabilidades de que colisionemos con nuestra vecina Andrómeda. Eso es, si el agujero negro en el centro de este palacio espacial no nos devora primero.
Los astrónomos, además de un sinnúmero de nuevos y poderosos instrumentos, utilizan también el conocimiento hasta ahora obtenido sobre el Cosmos, sus leyes y su funcionamiento. “En esta ocasión, hemos usado la Red de Radiotelescopios de la Fundación Nacional de Ciencias (VLBA, son sus siglas en inglés), para producir un nuevo mapa de la Vía Láctea, esta red tiene la habilidad sin precedentes de capturar imágenes extremadamente detalladas”, explicó para EurekAlert, Karl Menten del Centro para Radioastronomía del Instituto Max Planck en Alemania.
Las observaciones que se realizan en este proyecto a largo plazo son directas, muy distintas a los métodos que se usaban anteriormente donde otras variables entraban en juego. “El problema es que estamos dentro de la Vía Láctea y por ello es mucho más difícil para nosotros medir su estructura con precisión, con otras galaxias es más fácil porque sólo hay que verlas, pero para la nuestra es preciso deducir su estructura mediante otros tipos de medición”, concluyó.
Los flagrantes números cósmicos
Nuestro Sistema Solar se encuentra a 28,000 años luz del centro de la Vía Láctea, una distancia difícil de asimilar para nuestra red neuronal, sin embargo, los investigadores nos dicen que de acuerdo con estas medidas, estamos moviéndonos, y esta cifra podría provocarle vértigo, a 600,000 millas por horas, es decir, a más o menos un millón doscientos mil kilómetros por hora, en nuestro órbita galáctica. El aumento, desde las mediciones indirectas realizadas anteriormente es de unos 200,000m kilómetros por horas más de lo estimado. Pero ha sido la precisión de la red de radiotelescopios lo que ha permitido las nuevas medidas. “El VLBA es tan preciso que nos permite detectar la velocidad orbital de cualquier objeto, lo fija y podemos medir sus movimientos dentro de la galaxia. La clave ha sido concentrarnos en esos lugares de la galaxia donde la formación estelar es masiva y continua porque las moléculas de gas, productos de esta prolijidad, fortalecen las radioemisiones que ocurren naturalmente en esos lugares”, dijo.
Tenemos cuatro brazos, no dos
La observación de estas áreas densas confirman las causas de que nuestra galaxia tenga una estructura espiral. “Pensamos que ondas de conmoción creadas por la densidad espiral que puede poner el gas en una órbita circular también lo comprime para formar nuevas estrellas y crear una nueva órbita elíptica”, explica Reid. Pero los astrónomos anuncian, además, otras sorpresas. Las mediciones directas tomadas han permitido calcular el ángulo de los brazos de la galaxia. También han descubierto que no posee sólo dos sino cuatro enormes brazos formados por polvo y gas donde se están formando nuevas estrellas todo el tiempo. De hecho, de acuerdo con otras medidas realizadas por el telescopio espacial Spitzer de la NASA, las viejas estrellas residen sólo en dos brazos y las nuevas en los otros dos. Los astrónomos no saben por qué. Los resultados fueron presentados en la reunión anual de la Sociedad Astronómica Americana en Long Island.
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