Londres, 14 feb (EFE).- La fatwa con la que el ayatolá Jomeini condenó a muerte al escritor anglo-indio Salman Rushdie tras la publicación de Los Versos Satánicos cumple hoy 20 años, un periodo en el que el autor ha tenido que vivir escondido y protegido.
La fatua (pronunciamiento legal en el Islam emitido por un especialista en ley religiosa sobre una cuestión específica) sigue vigente, según afirmó esta semana el Gobierno de Irán, aunque desde 1998 excluye oficialmente que se persiga la muerte de Rushdie.
No obstante, el escritor (Bombay, 1947) sigue viviendo puertas adentro por miedo a sufrir represalias de quienes consideran que el libro es blasfemo y, aunque su aislamiento no es tan severo como hace unos años, afirmó recientemente que percibe este asunto de la fatwa como «si tuviera un albatros enganchado al cuello».
El libro fue publicado en el Reino Unido en septiembre de 1988 y fue inmediatamente prohibido en India, su país de origen.
A eso le siguieron numerosas manifestaciones de musulmanes en todo el mundo, con la quema de ejemplares de su libro, hasta que la máxima autoridad de la Revolución Islámica le condenó a muerte.
Rushdie nunca sufrió un ataque, pero sí fueron víctima de agresiones personas relacionadas con su traducción o publicación.
El año pasado afirmó a cadena pública BBC que ha pensado en varias ocasiones escribir un libro sobre lo que ha supuesto vivir permanentemente escondido.
La fatua (pronunciamiento legal en el Islam emitido por un especialista en ley religiosa sobre una cuestión específica) sigue vigente, según afirmó esta semana el Gobierno de Irán, aunque desde 1998 excluye oficialmente que se persiga la muerte de Rushdie.
No obstante, el escritor (Bombay, 1947) sigue viviendo puertas adentro por miedo a sufrir represalias de quienes consideran que el libro es blasfemo y, aunque su aislamiento no es tan severo como hace unos años, afirmó recientemente que percibe este asunto de la fatwa como «si tuviera un albatros enganchado al cuello».
El libro fue publicado en el Reino Unido en septiembre de 1988 y fue inmediatamente prohibido en India, su país de origen.
A eso le siguieron numerosas manifestaciones de musulmanes en todo el mundo, con la quema de ejemplares de su libro, hasta que la máxima autoridad de la Revolución Islámica le condenó a muerte.
Rushdie nunca sufrió un ataque, pero sí fueron víctima de agresiones personas relacionadas con su traducción o publicación.
El año pasado afirmó a cadena pública BBC que ha pensado en varias ocasiones escribir un libro sobre lo que ha supuesto vivir permanentemente escondido.
Más recientemente, en otra entrevista con el diario The Times, reconocía que la fatwa le convirtió en uno de los autores más conocidos del mundo, pero le obligó a vivir apartado del mundo.
El escritor afirmaba que aquella condena del ayatolá Jomeini hace dos décadas fue sólo «el prólogo» de lo que iba a ocurrir después con el fundamentalismo musulmán.
«Todo el mundo tendió a creer que era un incidente aislado, más que una indicación de algo más grande; se tendió a creer que era mi culpa», decía Rushdie, que lamentaba que las ciudades de su vida -Nueva York, Londres y Bombay- hayan sufrido tres de los atentados terroristas más sangrientos de los últimos años.
«Es extraño que las tres ciudades que he querido en mi vida hayan sufrido ataques terroristas en los últimos 10 años», señalaba.
Rushdie criticaba a los países occidentales de falta de contundencia contra los fundamentalistas islámicos.
En el caso del Reino Unido, aseguraba, estos extremistas se han instalado con la complacencia de los sucesivos Gobiernos, tanto los conservadores como los laboristas, hasta el punto de que se hable de la capital británica como «Londonistán».
«Este país se convirtió en refugio seguro para todos los grupos extremistas de este mundo. Es de idiotas, de idiotas», decía.
La cuestión de la fatwa se recuerda hoy con motivo del aniversario, pero el escritor aparece con más frecuencia en los medios británicos por su vida personal que por sus problemas políticos o incluso que por su trayectoria literaria.
En la citada entrevista con The Times, el autor de los Versos satánicos explicaba que le cansa haberse convertido en un protagonista de la prensa del corazón por su inestable vida sentimental y sus salidas nocturnas, y lamentaba que los tabloides británicos le retraten como un juerguista mujeriego.
«Todo el mundo va a fiestas. La diferencia es que cuando yo voy a fiestas sale en la prensa», decía Rushdie, de 61 años, que se ha divorciado en cuatro ocasiones y tiene dos hijos.
Fernando G. Toledo
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