sábado, 25 de octubre de 2008

Demostrando que Dios no existe con el pez de babel



El pez Babel es pequeño, amarillo, parece una sanguijuela y es la criatura más rara del Universo. Se alimenta de la energía de las ondas cerebrales que recibe no del que lo lleva, sino de los que están a su alrededor. Absorbe todas las frecuencias mentales inconscientes de dicha energía de las ondas cerebrales para nutrirse de ellas. Entonces, excreta en la mente del que lo lleva una matriz telepática formada de la combinación de las frecuencias del pensamiento consciente con señales nerviosas obtenidas de los centros del lenguaje del cerebro que las ha suministrado. El resultado práctico de todo esto, es que si uno se introduce un pez Babel en el oído, puede entender al instante todo lo que se diga en cualquier lenguaje.

Las formas lingüísticas que se oyen en realidad, descifran la matriz de la onda cerebral introducida en la mente por el pez Babel.

»Pero es una coincidencia extrañamente improbable el hecho de que algo tan impresionantemente útil pueda haber evolucionado por pura casualidad, y algunos pensadores han decidido considerarlo como la prueba definitiva e irrefutable de la no existencia de Dios.

»Su argumento es más o menos el siguiente: «Me niego a demostrar que existo», dice
Dios, «porque la demostración anula la fe, y sin fe no soy nada».

»«Pero», dice el hombre, «el pez Babel es una revelación brusca, ¿no es así? No puede haber evolucionado al azar. Demuestra que existes, y por lo tanto, según tus propios argumentos, Tu no. Quod erat demonstrandum».

»« ¡Válgame Dios!», dice Dios, «no había pensado en eso», y súbitamente desaparece en un soplo de lógica.

»«Bueno, eso era fácil», dice el hombre, que vuelve a hacer lo mismo para demostrar que lo negro es blanco y resulta muerto al cruzar el siguiente paso cebra.

»La mayoría de los principales teólogos afirma que tal argumento es un montón de patrañas, pero eso no impidió que Oolon Colluphid hiciese una pequeña fortuna al utilizarlo como tema central de su libro Todo lo que le hace callar a Dios, que fue un éxito de ventas.

»Entretanto, el pobre pez Babel, al derribar eficazmente todas las barreras de comunicación entre las diferentes razas y culturas, ha producido más guerras y más sangre que ninguna otra cosa en la historia de la creación.»

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