Génesis 3: Desobediencia del hombre
por Marisa Alba Bustos
Resumiendo el capítulo primero del Génesis nos enteramos que Dios creó al hombre y la mujer en el sexto día de la creación, que los creó varón y hembra, y que les dijo aquello de dominad la Tierra y "creced y multiplicaos". A Dios se le olvidó aclararles un pequeño detalle, el como debían multiplicarse, un pequeño detalle que como veremos más adelante tenía su importancia.
En el capítulo segundo del mismo Génesis descubrimos que a la mujer, que al parecer ya la había creado en el día sexto, la volvió a crear en el día octavo, es decir después del día séptimo que es el día de descanso. En el capítulo segundo sí aclara el método científico y claro con que los creó, haciendo una figurita de barro y tocándole las narices a Adán. Eva fue creada de una costilla de Adán, pero sin pasar por quirófano ni someterse a los molestos engorros de la medicina. Simplemete cogió una costilla de Adán y la convirtió en Eva. Así, sin más explicaciones engorrosas que no son necesarias para ser comprendidas por un buen creyente.
Curiosamente el buen Dios, todo cariño y ternura para con sus criaturas recién creadas, planta en el centro del paraíso un arbolito que al parecer iba a tener más trascendencia en nuestras vidas de lo que imaginábamos. "Árbol de la ciencia del bien y del mal" dicen que se llamaba. Y ya empezamos con el lío, ya en el capítulo tercero del Génesis tres criaturas de las recién creadas se le rebelan al buen dios todopoderoso y sabio. La serpiente, astuta como nadie, sabía también lo que sucedería si los humanos recién creados comían los frutos del arbolito. Supongo que se lo habría contado el mismo Dios, porque que yo sepa las serpientes no comen frutos de los árboles y no debía haberlos probado antes. Es más, deduzco que la serpiente debía ser mala por naturaleza, quizá otro fallo del mismo Dios al crearla, ¿qué interés podía tener la serpiente en engañar a Eva? Incluso cabe suponer que la serpiente, en aquellas fechas recientes de la creación no debía ser siquiera serpiente, más bien debía ser como una lagartija grande, o como un cocodrilo pequeño, pero con patas.
por Marisa Alba Bustos
Resumiendo el capítulo primero del Génesis nos enteramos que Dios creó al hombre y la mujer en el sexto día de la creación, que los creó varón y hembra, y que les dijo aquello de dominad la Tierra y "creced y multiplicaos". A Dios se le olvidó aclararles un pequeño detalle, el como debían multiplicarse, un pequeño detalle que como veremos más adelante tenía su importancia.
En el capítulo segundo del mismo Génesis descubrimos que a la mujer, que al parecer ya la había creado en el día sexto, la volvió a crear en el día octavo, es decir después del día séptimo que es el día de descanso. En el capítulo segundo sí aclara el método científico y claro con que los creó, haciendo una figurita de barro y tocándole las narices a Adán. Eva fue creada de una costilla de Adán, pero sin pasar por quirófano ni someterse a los molestos engorros de la medicina. Simplemete cogió una costilla de Adán y la convirtió en Eva. Así, sin más explicaciones engorrosas que no son necesarias para ser comprendidas por un buen creyente.
Curiosamente el buen Dios, todo cariño y ternura para con sus criaturas recién creadas, planta en el centro del paraíso un arbolito que al parecer iba a tener más trascendencia en nuestras vidas de lo que imaginábamos. "Árbol de la ciencia del bien y del mal" dicen que se llamaba. Y ya empezamos con el lío, ya en el capítulo tercero del Génesis tres criaturas de las recién creadas se le rebelan al buen dios todopoderoso y sabio. La serpiente, astuta como nadie, sabía también lo que sucedería si los humanos recién creados comían los frutos del arbolito. Supongo que se lo habría contado el mismo Dios, porque que yo sepa las serpientes no comen frutos de los árboles y no debía haberlos probado antes. Es más, deduzco que la serpiente debía ser mala por naturaleza, quizá otro fallo del mismo Dios al crearla, ¿qué interés podía tener la serpiente en engañar a Eva? Incluso cabe suponer que la serpiente, en aquellas fechas recientes de la creación no debía ser siquiera serpiente, más bien debía ser como una lagartija grande, o como un cocodrilo pequeño, pero con patas.
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