martes, 12 de mayo de 2009

¿Qué quieren los ateos?

¿Qué quieren los ateos?


Bueno, no queremos más que nos dejen en paz y vernos libres de persecuciones y acoso. Queremos ser capaces de decir en público que somos ateos, sin temor a represalias económicas o sociales. Queremos ser libres de distribuir nuestra literatura del mismo modo que las religiones distribuyen la suya. Queremos la misma clase de respeto que da el gobierno a las religiones. Queremos el mismo acceso a los medios masivos de comunicación que tienen las religiones. No queremos ni más ni menos que aquello a lo que tiene derecho cualquier grupo, en una sociedad que se enorgullece de su libertad religiosa y su pluralismo.

Falta de evidencia

Falta de evidencia


El ateo, por supuesto, permanece abierto a cualquier prueba adicional o evidencia que el teísta pueda ofrecer. Si alguno de sus argumentos resulta convincente, el ateo lo aceptará. Mientras tanto, el ateo vive su vida sin dios, o como si no hubiera dioses. Aunque el ateo no dice dogmáticamente que no es posible ningún dios, el ateo piensa que es sumamente improbable que exista alguno. Después de todo, los creyentes han estado ofreciendo supuestas "pruebas" a favor de la existencia de Dios durante más de mil años, y todas esas pruebas han fracasado ante el análisis lógico. Es bastante improbable (aunque ciertamente, remotamente posible) que alguien presente nuevas pruebas válidas en el futuro.

Una vez que el ateo ha barrido toda la "basura teológica", ¿qué queda? ¿Hay alguna razón para existir? ¡Por supuesto! Los ateos sabemos que la humanidad debe enfrentar muchos problemas difíciles. Sin un dios, los seres humanos somos la única fuente de las soluciones. Esta Tierra es nuestro hogar y es el único que tenemos. Las generaciones pasadas han dedicado sus vidas a mejorar las condiciones de vida aquí en la tierra. Los seres humanos actuales continuamos en esta empresa a favor de nosotros mismos y de las generaciones futuras. Por lo tanto, los ateos sentimos que el "propósito" de la vida es hacer feliz a la gente y dejar el mundo en mejores condiciones que cuando aparecimos en él. Algunas personas llaman "humanismo" a este modo de vida. Los ateos lo hacen alimentando a los hambrientos, vistiendo a los desnudos, mejorando la salud, etc. Cada persona puede ayudar hasta el límite de sus capacidades. Nos hacemos felices haciendo felices a otras personas.

Pues muy bien, digas tal vez; pero ¿cómo puedes saber que esto sirve como motivación para todos? ¿No hay personas que necesitan sentir que hay vida después de la muerte, o que hay un dios cuidándolos? Los ateos replican que si tú necesitas de la religión, y si esas creencias te hacen feliz, entonces puedes ser creyente. Los ateos están a favor de la total libertad religiosa. De todos los grupos, nosotros hemos estado entre los más perseguidos por nuestras posturas, así que nosotros, más que todos los demás grupos, comprendemos la importancia de la libertad de religión (¡y la de no religión!) para todos. Por supuesto, la auténtica libertad religiosa implica el derecho a no creer así como el de creer. Los ateos, claro, piensan que es mucho mejor creer sólo lo que es cierto., pero la gente tiene el derecho de creer en lo que sea, cierto o falso.

Fe contra Experiencia

Fe contra Experiencia


El teísta, sin embargo, tiene una "salida". El teísta dice que aun cuando no haya pruebas lógicas (racionales) a favor de la existencia de un dios, no obstante uno debería aún aceptar la idea de un dios en base a la fe. La fe es básicamente creer algo sin evidencia adecuada ¡porque uno quiere creerla! Los ateos se rehúsan a dar este "salto de fe" o creer cualquier cosa por fe, pues entienden que hacerlo sería simplemente mentirse a uno mismo. Los ateos y la mayoría de las demás personas consideran que la mentira es inmoral. Adicionalmente, la religión es la única área que se basa en el concepto de fe. Es cierto que a menudo usamos descuidadamente la palabra "fe" cuando lo que en realidad queremos decir es "confianza basada en la experiencia". Por ejemplo, cuando llegamos a un semáforo con luz roja de alto, nos detenemos y esperamos a que se ponga en verde. No tenemos fe en que se pondrá en verde, sino que tenemos confianza en que ocurrirá, basada en nuestras experiencias pasadas con la luz roja del semáforo. Sabemos que 999 de cada 1000 veces, la luz roja se pasará al verde. Si nunca hemos visto antes una luz roja, no sabríamos qué hacer la primera vez que nos la encontráramos. Si nos detuviéramos y esperáramos que se pusiera en verde sin antes haber visto jamás un semáforo en rojo, entonces estaríamos actuando en base a la fe.



La fe también sufre de muchos problemas adicionales. El conocimiento se adquiere mediante la razón y nunca mediante la fe. El conocimiento requiere de hechos, verificación independiente de los hechos, y una amplia aceptación final de los mismos. La fe no proporciona un método para obtener hechos o verificarlos. En cambio, la fe es puro deseo fantasioso; deseamos que algo sea de tal manera, aunque no podamos probar su veracidad racionalmente, así que lo creemos de todos modos.

Círculos Cuadrados

Círculos Cuadrados


¿De dónde vino esta confusión? Primero, hasta hace poco las únicas personas que hablaban en público sobre el ateísmo eran clérigos. Mas allá de este poco afortunado hecho, existe la idea de que uno puede negar la existencia de un dios específicamente definido si la definición de tal dios lleva a una auto contradicción lógica. Por supuesto, lo único que significa tal auto contradicción es que un dios determinado no puede existir, tal como no puede existir un círculo cuadrado, porque las cosas lógicamente auto contradictorias por definición no pueden existir.

Bien, entonces los ateos son personas que carecen de una creencia en uno o varios dioses. ¿Qué significa esto? Bueno, significa que los ateos han adoptado tal postura porque se dan cuenta de que la carga de la prueba acerca de si algo es lógicamente cierto siempre descansa sobre los hombros de la persona que lo afirma como cierto. De modo que el teísta que afirma que Dios existe está obligado a demostrar esa postura. Esto se hace ofreciendo "pruebas" físicas o lógicas y tratando de llegar a una conclusión lógicamente convincente. Cuando el ateo le pide al teísta que presente su evidencia, la evidencia es insuficiente para concluir que existe un dios, sin importar cómo se defina "dios". Casi todos los filósofos admiten esta realidad.

Origen del Ateísmo

Origen del Ateísmo


La palabra "ateo" evoca una multitud de imágenes en las mentes de los estadounidenses, desde lo valiente hasta lo horrible. De hecho, este término es uno de los más malinterpretados de la lengua inglesa. La etimología de la palabra revela exactamente lo que significa para los ateos mismos, y son los ateos quienes deben saber mejor lo que esta palabra significa.

La palabra "ateo" se deriva del griego "teísmo", que es creencia en un dios o en varios, y "a", que significa "sin". Así, los ateos son personas que carecen de una creencia en un dios o en varios. Contrariamente a la creencia común y a algunos diccionarios antiguos, la gran mayoría de los ateos NO niega absolutamente la extremadamente pequeña posibilidad de Dios. Para negar a Dios categóricamente, un ateo tendría que saber todas las posibles definiciones de Dios, examinarlas todas, y encontrarlas a todas lógicamente auto contradictorias o falsas, y entonces rechazarlas todas. Hacer todo esto requeriría que el ateo fuera omnisciente. Además, los ateos se rehúsan a dar el "salto de fe" desde la evidencia hasta una conclusión que la evidencia no amerita. Los ateos dejan ese error lógico para los teístas. Como los ateos no pueden negar a dios lógicamente, no lo hacen. Cualquiera que diga que los ateos hacen una declaración global tan simplista sencillamente no está familiarizado con la literatura del ateísmo.

Formación del Sistema Solar


Formación del Sistema Solar


Es difícil precisar el origen del Sistema Solar. Los científicos creen que puede situarse hace unos 4.650 millones de años. Según la teoría de Laplace, una inmensa nube de gas y polvo se contrajo a causa de la fuerza de la gravedad y comenzó a girar a gran velocidad, probablemente, debido a la explosión de una supernova cercana.


Origen del Sol


La mayor parte de la materia se acumuló en el centro. La presión era tan elevada que los átomos comenzaron a partirse, liberando energia y formando una estrella.Al mismo tiempo se iban definiendo algunos remolinos que, al crecer, aumentaban su gravedad y recogían más materiales en cada vuelta.


Origen de los Planetas


También había muchas colisiones. Millones de objetos se acercaban y se unían o chocaban con violencia y se partían en trozos. Los encuentros constructivos predominaron y, en sólo 100 millones de años, adquirió un aspecto semejante al actual. Después cada cuerpo continuó su propia evolución.

Cualquier teoría que pretenda explicar la formación del Sistema Solar deberá tener en cuenta que el Sol gira lentamente y sólo tiene 1 por ciento del momento angular, pero tiene el 99,9% de su masa, mientras que los planetas tienen el 99% del momento angular y sólo un 0,1% de la masa.

Hay cinco teorías consideradas razonables:

La teoría de Acreción asume que el Sol pasó a través de una densa nube interestelar, y emergió rodeado de un envoltorio de polvo y gas.

La teoría de los Proto-planetas dice que inicialmente hubo una densa nube interestelar que formó un cúmulo. Las estrellas resultantes, por ser grandes, tenian bajas velocidades de rotación, en cambio los planetas, formados en la misma nube, tenían velocidades mayores cuando fueron capturados por las estrellas, incluido el Sol

La teoría de Captura explica que el Sol interactuó con una proto-estrella cercana, sacando materia de esta. La baja velocidad de rotación del Sol, se explica como debida a su formación anterior a la de los planetas.

La teoría Laplaciana Moderna asume que la condensación del Sol contenía granos de polvo sólido que, a causa del roce en el centro, frenaron la rotación solar. Después la temperatura del Sol aumentó y el polvo se evaporó.

La teoría de la Nebulosa Moderna se basa en la observación de estrellas jóvenes, rodeadas de densos discos de polvo que se van frenando. Al concentrarse la mayor parte de la masa en el centro, los trozos exteriores, ya separados, reciben más enrgía y se frenan menos, con lo que aumenta la diferencia de velocidades.

Eones, Eras, Periodos y Épocas geológicas

Eones, Eras, Periodos y Épocas geológicas
El eón es la unidad más grande de tiempo geológico. Se divide en diversas eras geológicas. Cada era comprende algunos periodos, divididos en épocas.

Cuanto más reciente es un periodo geológico, más datos podemos tener y, en consecuencia, se hace necesario dividirlo en grupos más pequeños.

Se obtienen registros de la geología de la Tierra de cuatro clases principales de roca, cada una producida en un tipo distinto de actividad cortical:

1.- erosión y transporte que posibilitan la posterior sedimentación que, por compactación y litificación, produce capas sucesivas de rocas sedimentarias.

2.- expulsión, desde cámaras profundas de magma, de roca fundida que se enfría en la superficie de la corteza terrestre, dando lugar a las rocas volcánicas.

3.- estructuras geológicas formadas en rocas preexistentes que sufrieron deformaciones.

4.- actividad plutónica o magmática en el interior de la Tierra.


Datación, las fechas del pasado
Las divisiones de la escala de tiempos geológicos resultante se basan, en primer lugar, en las variaciones de las formas fósiles encontradas en los estratos sucesivos. Sin embargo, los primeros 4.000 a 600 millones de años de la corteza terrestre están registrados en rocas que no contienen casi ningún fósil, es decir, sólo existen fósiles adecuados de los últimos 600 millones de años. Por esta razón, los científicos dividen la extensa existencia de la Tierra en dos grandes divisiones de tiempo: el precámbrico (que incluye los eones arcaico y proterozoico) y el fanerozoico, que comienza en el cámbrico y llega hasta la época actual.

El descubrimiento de la radiactividad permitió a los geólogos del siglo XX idear métodos de datación nuevos, pudiendo así asignar edades absolutas, en millones de años, a las divisiones de la escala de tiempos.


Historia geológica de la Tierra

Desde su formación hasta la actualidad, la Tierra ha experimentado muchos cambios. Las primeras etapas, desde que empezó la solidificación de la masa incandescente hasta la aparición de una corteza permanente, no dejaron evidencias de su paso, ya que las rocas que se iban generando, se volvían a fundir o, simplemente, eran "tragadas" por una nueva erupción.

Estas etapas primitivas son todavía un misterio para la ciencia. Además, el paso del tiempo, la erosión, los distintos cambios ... han ido borrando las señales, por lo que, cuanto más antiguo es el periodo que se pretenda analizar, mayores dificultades vamos a encontrar. La Tierra, no lo olvidemos, sigue evolucionando y cambiando.

Formación de la Tierra

La tierra que hoy conocemos tiene un aspecto muy distinto del que tenía poco después de su nacimiento, hece unos 4.500 millones de años. Entonces era un amasijo de rocas conglomeradas cuyo interior se calentó y fundió todo el planeta. Con el tiempo la corteza se secó y se volvió sólida. En las partes mas bajas se acumuló el agua mientras que, por encima de la corteza terrestre, se formava una capa de gases, la atmósfera.

Agua, tierra y aire empezaron a inteactuar de forma bastante violenta ya que, mientras tanto, la lava manava en abundancia por múltiples grietas de la corteza, que se enriquecía y transformaba gracias a toda esta actividad.


Formación del Sol y los planetas
Según los científicos, hace unos 15.000 millones de años se produjo una gran explosión, el Big Bang. La fuerza desencadenada impulsó la materia, extraordinariamente densa, en todas direcciones, a una velocidad próxima a la de la luz. Con el tiempo, y a medida que se alejaban del centro y reducían su velocidad, masas de esta materia se quedaron más próximas para formar, más tarde, las galaxias.

No sabemos qué ocurrió en el lugar que ahora ocupamos durante los primeros 10.000 millones de años, si hubo otros soles, otros planetas, espacio vacio o, simplemente, nada. Hacia la mitad de este periodo, o quizás antes, debió formarse una galaxia.

Cerca del límite de esta galaxia, que hoy llamamos Vía Láctea, una porción de materia se condensó en una nube más densa hace unos 5.000 millones de años. Esto ocurría en muchas partes, pero esta nos interesa especialmente. Las fuerzas gravitatorias hicieron que la mayor parte de esta masa formase una esfera central y, a su alrededor, quedasen girando masas mucho más pequeñas.

La masa central se convirtió eu una esfera incandescente, una estrella, nuestro Sol. Las pequeñas también se condensaron mientras describían órbitas alrededor del Sol, formando los planetas y algunos satélites. Entre ellos, uno quedó a la distancia justa y con el tamaño adecuado para tener agua en estado líquido y retener una importante envoltura gaseosa. Naturalmente, este planeta es la Tierra.


Sólido, líquido y gaseoso
Después de un periodo inicial en que la Tierra era una masa incandescente, las capas exteriores empezaron a solidificarse, pero el calor procedente del interior las fundía de nuevo. Finalmente, la temperatura bajó lo suficiente como para permitir la formación de una corteza terrestre estable. Al principio no tenía atmósfera, y recibia muchos impactos de meteoritos. La actividad volcánica era intensa, lo que motivaba que grandes masas de lava saliesen al exterior y aumentasen el espesor de la corteza, al enfriarse y solidificarse.

Esta actividad de los volcanes generó una gran cantidad de gases que acabaron formando una capa sobre la corteza. Su composición era muy distinta de la actual, pero fue la primera capa protectora y permitió la aparición del agua líquida. Algunos autores la llaman "Atmósfera I".

En las erupciones, a partir del oxígeno y del hidrógeno se generaba vapor de agua, que al ascender por la atmósfera se condensaba, dando origen a las primeras lluvias. Al cabo del tiempo, con la corteza más fría, el agua de las precipitaciones se pudo mantener líquida en las zonas más profundas de la corteza, formando mares y océanos, es decir, la hidrosfera.